Escrito por Tiffany Lin
Traducido por Melody Cao
Editado por Diana Chang, Ida Eva Zielinska
Traducido (Español) por Gerardo Bonilla
Editado (Español) por Maribel Suárez
El 18 de agosto, un incendio forestal quemó el bosque adyacente al lago Palmer en el condado de Okanogan en el estado de Washington, afectando aproximadamente 18,000 acres de tierra. El 28 de agosto, voluntarios de la sucursal de Seattle de la región noroeste de Tzu Chi EE.UU. recibieron un aviso de la Cruz Roja Estadounidense. Fue entonces que el 4 de octubre un equipo se movilizó de inmediato para formular un plan que culminaría con una distribución de socorro en casos de desastre.
Antes del amanecer de la mañana de finales de otoño del domingo 4 de octubre, todavía estaba oscuro, cuando siete voluntarios de la sucursal de Seattle, estaban listos para partir desde la oficina hacia el sitio de distribución de incendios forestales de Palmer Lake, desde donde trasladaron dos vehículos llenos de suministros esenciales. Su destino era la ciudad de Tonasket, a unas 250 millas y casi cinco horas en coche.
Unidos Por La Bondad Y El Cuidado
El sitio de distribución de ayuda fue en el Centro Cultural Comunitario de Tonasket, una “instalación de usos múltiples, para las artes, la recreación y la educación y fomentar la diversidad y la tolerancia familiar” dirigida por una organización sin fines de lucro que amablemente ofreció el lugar para el evento. Pero en el camino, mientras los voluntarios pasaban por la pequeña ciudad de Okanogan, se detuvieron para visitar a Jessica Rounds, gerente de casos de desastre de la organización Rising From the Ashes: Okanogan County Long Term Recovery. (Resurgiendo de las cenizas: recuperación a largo plazo del condado de Okanogan).
Jessica siempre ha estado en contacto con los voluntarios de Tzu Chi, por teléfono o en línea, sin embargo, esta fue la primera vez que pudieron reunirse en persona. Ya existía una amistad entre ellos, desde cuando trabajaron juntos, ayudando a los sobrevivientes de incendios forestales en el condado de Okanogan. Es por esto que el compartir juntos este momento sirvió para profundizar dicha relación.
Como suelen hacer cuando visitan a socios y amigos, los voluntarios trajeron un obsequio, símbolo de bendición. Luego le dieron a Jessica algunas mascarillas de tela, un libro de Aforismos Jing Si de la Maestra del Dharma, Cheng Yen traducidos en cuatro idiomas y una revista mensual Tzu Chi.
Conmovida por el gesto, Jessica, se dio cuenta de que por prisa, ese día no trajo frutas locales, como regalo para ofrecer a cambio. Ante el olvido, Jessica quería darles a los voluntarios algo de dinero para que compren las frutas que les gustan en un mercado de agricultores en el camino. Los voluntarios no aceptaron el obsequio monetario, pero aceptaron su amabilidad con el corazón abierto. Luego se dirigieron de nuevo a Tonasket, ciudad a la cual le quedaba todavía a una hora de distancia, aproximadamente.
Conectando corazón a corazón
Una vez que comenzó la distribución, los voluntarios aprendieron algunas de las historias de los 17 hogares, que se beneficiaron en ese día. De hecho, algunos de ellos pudieron darle énfasis profundo al trauma y a las pérdidas que tuvieron, luego de haber sobrevivido ellos mismos a un desastre de incendio forestal:
Experimenté el fuego en medio de la noche. Todas mis pertenencias fueron destruidas en unos momentos, y salí de mi casa en auto, en pijama. Puedo entender los sentimientos del incendio forestal sobrevivientes.
Kaiwen Liang, Voluntaria Tzu Chi
De principio a fin, la misión de socorro en casos de desastre, es una misión de amor y atención atenta para los sobrevivientes de incendios forestales. Foto / Kaiwen Liang.
Cerca del final de la distribución, los voluntarios invitaron a unirse a todos los que aún se encontraban en el lugar. Así pues, colegas y sobrevivientes de incendios forestales, se unieron en oración y se bendijeron unos a otros a través de la canción siguiendo una de las favoritas de Tzu Chi, “Love and Care for All”.
Algunos participantes, se sintieron abrumados por la emoción mientras sonaba la música. Las lágrimas de algunos de ellos comenzaron a fluir, mientras que otros estallaron en llanto. Cuando terminó la oración, unos a otros, se miraron con esperanza en el corazón, experimentando una genuina unión de amor en el momento. Los voluntarios, por su parte, les desearon lo mejor a todos, conociendo las dificultades que aún quedan por delante, especialmente en este momento global tan desafiante de estos tiempo:
Detrás de las sonrisas en sus rostros, los sobrevivientes deben enfrentar su estilo de vida posterior al desastre; Deseo sinceramente que todos los supervivientes de los incendios forestales no se vean afectados por la pandemia.
Tiffany Lin, Voluntaria Tzu Chi
Antes de que los voluntarios se fueran, le dieron a Tzu Chi, revistas mensuales y una gran mochila de obsequios, para los miembros del personal del Centro Cultural Comunitario de Tonasket. De esta forma le brindaron las gracias a la organización sin fines de lucro, por ofrecer el sitio como lugar de distribución. Stacey Storm, la gerente del lugar, se sintió profundamente conmovida por los esfuerzos de los voluntarios por lo que pidió una foto junto con ellos.
Estar Al Servicio Da Tranquilidad Espiritual
Ya eran las tres de la tarde cuando el equipo de Tzu Chi, terminó de empacar, y los dos vehículos, se alejaron lentamente del sitio de distribución, con dirección a casa bajo el sol poniente. Considerando todo, fue un día largo. El viaje de ida y vuelta desde Seattle a Tonasket equivaldría a aproximadamente diez horas de viaje y, para ahorrar tiempo, los voluntarios comieron en el automóvil. En el camino, algunos sufrieron mareos; a otros les preocupaba el tinnitus (silbido o zumbido en el/los oído(s)por causas no asociadas a una enfermedad subyacente).
Sin embargo, los voluntarios de Tzu Chi, no le temen a los viajes largos ni a las largas horas. A ellos no les importa, las incomodidades a lo largo del camino, porque estar al servicio y beneficiar a los necesitados, es lo que les brinda tranquilidad. Para cuando regresaron a la sucursal de Seattle alrededor de las nueve de la noche, una luna otoñal en ascenso les captó la atención. Luego se despidieron el uno al otro y finalmente regresaron a casa. Otra misión de amor cumplida.
Los actos de bondad de cada uno de nosotros son como el néctar del amor que puede enriquecer el corazón de muchos.
Aforismo Jing Si Aphorism de la Maestra del Dharma, Cheng Yen