Escritp por: Michael Mazur and Sarah Winter
Adaptado al español por: Juan Bonilla
Editado por: Gabirela Guandique y M. Carolina Saheli
El 22 de enero de 2024, San Diego, al sur de California, recibió la peor tormenta registrada en 174 años. Algunas áreas como Mountain View, Shelltown, Southcrest y carreteras, quedaron bajo el agua. Las comunidades en los alrededores de la inundación fueron las más afectadas. Muchos sobrevivientes compartieron videos a través de redes sociales los cuales mostraban vehículos arrastrados por la correntada.
El centro de servicio de Tzu Chi USA San Diego llevó a cabo la primera jornada de distribución el 11 de febrero. Luego, del 16 al 18, los voluntarios recibieron a las familias que habían completado la aplicación de ayuda para entregarles tarjetas de regalo y paquetes de ayuda. Cada paquete contiene una manta amigable con el medio ambiente, un lapicero, un kit de higiene, un termómetro de oído, noticias de Tzu Chi y el Aforismo Jing Si en cuatro idiomas el cual expresa la sabiduría y las palabras de compasión de la Maestra Cheng Yen.
Los voluntarios también ofrecieron artículos de Treasure Hut de la Oficina Nacional de Tsu Chi USA, los cuales incluían ropa, zapatos, juguetes y utensilios de hogar como ollas y cacerolas. Las familias afectadas podían revisar los bienes y llevar lo que necesitaran. El 18 de febrero, Tzu Chi mando a 82 voluntarios a distribuir los artículos a 184 familias afectadas, beneficiando a 703 sobrevivientes.
Impotentes ante la fuerte inundación
Gabriel, el 22 de enero de 2024, salió temprano en la mañana a su trabajo como cualquier otro día . Estaba nublado y lloviznaba, pero el tiempo no era nada fuera de lo normal, nada que pudiera alarmarlos a él y a su esposa, Lourdes.
Cuando llegaron a casa por la tarde y abrieron la puerta principal, se quedaron atónitos al ver agua dentro de la casa, con el nivel subiendo alarmantemente. “Empezamos a salvar todo lo que pudimos, poniendo las cosas dentro de los armarios en las partes más altas”, relató Gabriel. Mientras la pareja iniciaba una carrera contrarreloj, Gabriel fue consciente de que el agua de la inundación subía peligrosamente por las ventanas.
El clima no tuvo piedad, ya que la catástrofe se desencadenó más allá de la casa de Gabriel y Lourdes, con lluvias torrenciales interminables. Inmediatamente después de los vientos y el aguacero, el nivel del agua subió rápidamente y, en menos de 25 minutos, las calles se convirtieron en ríos y la ciudad se transformó en un océano turbulento.
En lo que a Gabriel le pareció sólo una fracción de segundo, las aguas habían subido hasta la altura de las ventanas. Se dio cuenta de la gravedad de la situación: No tendrían ninguna oportunidad si no escapaban inmediatamente. “Salgamos de aquí”, recuerda Gabriel que le dijo a Lourdes con urgencia, sabiendo que la pareja tenía que abandonarlo todo para ponerse a salvo.
La situación era especialmente precaria para los dos, ya que Lourdes no sabía nadar. Estuvo a punto de ahogarse varias veces durante la huida, pero afortunadamente Gabriel la rescató. Desesperada, Lourdes pidió ayuda a los bomberos de la zona, pero éstos le dijeron que no podían hacer nada en medio de semejante riada.
La pareja luchó por subir a lo alto de una camioneta, donde encontraron refugio temporal. Las aguas rugían y la niebla se extendía en todas direcciones. “En no menos de 25 minutos, era un río. ¿Qué pasaría si el agua subía más? Nos ahogaríamos allí mismo. Moriríamos, ¿sabes?”. reflexionó Gabriel al recordar aquel aterrador momento.
Una vez que el agua de la inundación finalmente retrocedió, la casa que Gabriel y Lourdes habían llamado hogar durante años quedó irreconocible, dejando poco más que el esqueleto de la estructura mientras retiraban las paredes dañadas. Fue ahí, rodeado de los escombros, donde Gabriel contó lo que les había ocurrido a él y a su mujer el día de la inundación a los voluntarios de Tzu Chi que habían venido a entregarle una cama provisional.
Llevamos 24 años viviendo aquí, y en menos de 25 minutos, lo perdimos todo. Es triste.
Gabriel
Residente de San Diego
Sobrellevando los problemas juntos con sonrisas y abrazos
Las aguas retrocedieron, pero dejaron un rastro de destrucción y sufrimiento. Al enterarse de la catástrofe, Tzu Chi USA se movilizó el mismo día y envió voluntarios a las zonas afectadas. Los voluntarios visitaron a los residentes afectados yendo puerta por puerta y proporcionándoles suministros de socorro y tarjetas de débito cargadas con dinero para ayudarles a superar sus dificultades. Ellos fueron de los primeros en acudir al rescate.
Los voluntarios intentaban animar a los sobrevivientes que acudieron a las distintas jornadas de distribución ya que estaban sombríos, afrontando los retos de su situación tras la catástrofe. Los Voluntarios los recibían con cálidas sonrisas, energía optimista y abrazos consoladores.
Para inspirar a los sobrevivientes, los voluntarios compartieron la filosofía espiritual de Tzu Chi y la historia de las alcancías de bambú, demostrando que incluso las pequeñas acciones positivas –como ahorrar un poco de dinero cada día para donarlo a los necesitados– pueden hacer mucho bien. Además, interpretaron canciones inspiradoras en lenguaje de señas para infundir esperanza.
En camino hacia la recuperación
La inundación dañó gravemente la casa de Gabriel y Lourdes, y perdieron todas sus pertenencias. Debido a esto, tuvieron que alojarse en un hotel, donde bolsas de plástico con ropa y artículos de primera necesidad –todo lo que les quedaba– llenaban su habitación. Cuando los voluntarios de Tzu Chi visitaron a la pareja, Lourdes se sentó en la cama y lloró mientras expresaba su dolor por lo ocurrido y su gratitud por la ayuda y apoyo emocional de Tzu Chi. Sin embargo, vivir en un hotel no era una solución a largo plazo.
Al día siguiente, Tenshang Joh, voluntario de Tzu Chi, fue a casa de Gabriel y Lourdes y les dio una cama multifuncional hecha de plástico reciclado, con la esperanza de que pudieran utilizarla temporalmente y tener al menos un lugar donde descansar. De pie entre las ruinas, Joh se emocionó. “Es una situación desgarradora. Cuando entras aquí, toda la casa está prácticamente destruida”, se lamenta, y luego señala: “Sin embargo, puedes ver que la pareja se quiere y se apoya mutuamente. Esta comunidad es muy resistente. La gente se ayuda, es increíble”. Las pérdidas materiales no han quebrantado su espíritu.
Las catástrofes llegan de repente y ponen cambian completamente tu vida. En tan solo 25 minutos, las inundaciones de San Diego destruyeron las décadas de duro trabajo de esta pareja. Sin embargo, la esperanza de reconstruir su hogar sigue brillando y les hace seguir adelante. Para Gabriel y Lourdes, como para muchos otros sobrevivientes de esta catástrofe, el camino hacia la recuperación total será largo y arduo, pero están a la altura, y los voluntarios de Tzu Chi les acompañarán.
Mientras el voluntario Tenshang Joh se dirigía a la puerta y se despedía de Gabriel y Lourdes, el sol se alzaba en el horizonte, su luz siempre ahí, brillando intensamente. Los voluntarios de Tzu Chi también estarán siempre ahí, en todo el país y más allá, dispuestos a llevar la luz de la esperanza y el apoyo en el largo camino de la reconstrucción tras un desastre.
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