Traducido al Inglés por: Ariel Chan
Adaptado al Español por: JuanMa Bonilla
Editado por: M. Carolina Saheli
En lo profundo al sur de la gran ciudad de Seattle, se encuentra un edificio metálico donde se producen pequeñas casas de madera para las personas sin hogar. Desde 2018 la organización sin fines de lucro “Sound Foundations” ha estado construyendo casas de madera dando inicio a su proyecto: “Hope Factory”. La organización ya lleva varios años uniéndose con otras organizaciones con el fin de construir pequeñas villas de casa de madera en la zona metropolitana de Seattle. Estas casas proporcionan refugio del viento y la lluvia a las personas sin hogar y ayudan a que encuentren condiciones de vida más estables.
Voluntarios de Tzu Chi en Seattle donaron la primera casita de madera construida en la “Fábrica de la Esperanza” y la llamaron “Alegría”. Foto/Xinqian Zheng
Voluntarios de Tzu Chi Seattle fueron invitados oficialmente por “Hope Factory” para que participaran en el proyecto. A lo largo de un año se sumaron más de 40 voluntarios, acumulando casi 300 horas de participación. Durante este tiempo, también colaboraron con equipos de alumnos “Tzu Ching” para invitar a estudiantes universitarios y jóvenes voluntarios.
Debido a limitaciones físicas que le impiden estar in situ, Po-Chen Yang, estudiante de último curso de Tzu Ching, hizo una donación de corazón para cubrir los costes de material de dos casitas de madera, lo que contribuyó a la finalización de la primera casita. “Si mi donación de una casita de madera puede ayudar a una persona sin hogar a dejar de vagar por las calles, permitiéndole la transición a una vivienda a largo plazo, sentiré que he hecho mi mejor esfuerzo”, dijo Po-Chen Yang.
En mayo de 2023, los voluntarios de Tzu Chi Seattle alcanzaron las 175 horas de servicio voluntario y recaudaron $4,300 en donativos, lo que les permitió donar la primera casita de madera. El día de la entrega de la casa, los voluntarios la pintaron y la llamaron “Alegría”. Todos esperan que los futuros residentes de esta casa puedan experimentar alegría, gratitud, entendimiento y tolerancia, y encontrar la motivación para transformar sus vidas.
Una vida requiere de un hogar
Bajo los puentes y en las aceras de Seattle, se pueden observar figuras de personas sin hogar buscando donde resguardarse. Este serio problema se prolifera profundamente en la sociedad, pero, ¿cómo se puede resolver? Es posible mitigar este problema con la ayuda de todos los miembros de la sociedad. Es por esto que muchas organizaciones no gubernamentales y sin fines de lucro han comenzado a colaborar con gobiernos locales.
Tener resguardo es una de las necesidades básicas del ser humano, encontrar un hogar es el primer paso hacia establecer una vida de calidad. “Hace un año empezamos a estudiar cómo ayudar a las personas sin hogar. También les proporcionamos suministros durante el invierno, pero no era una solución eficaz porque entre las cuatro necesidades humanas básicas, el cobijo quizá sea la más importante. Con esta intención participamos en el proyecto Hope Factory”, dijo Yeeju Wu, voluntaria de Tzu Chi.
La colaboración entre Tzu Chi Seattle y Hope Factory dio inicio hace dos años, cuando Min-Min Wong, el esposo de una voluntaria de Tzu Chi, tenía el deseo de ayudar a los indigentes. Luego de su muerte, su hijo encontró la oportunidad de cumplir con el deseo de su padre al construir una casa de madera con Hope Factory. Este evento inspiró a Tzu Chi Seattle, y la Comisaría de Caridad, Laura Chen, invitó a Yeeju Wu, que tenía experiencia en la construcción de casitas de madera, a dirigir el proyecto. A lo largo de un año, desde que inició la colaboración, más y más voluntarios de Tzu Chi se fueron sumando a la iniciativa.
Luego, esperamos llegar a las pequeñas comunidades de casas de madera, así como hace Tzu Chi en sus actividades diarias, para conectar con las personas sin hogar, comprenderlas, proporcionarles compañía y la ayuda necesaria.
Yeeju Wu
Voluntaria de Tzu Chi
Creando esperanza
“Un residente de la casita de madera se queda aproximadamente ciento catorce días. Por lo tanto, tres personas pueden llegar a utilizar esta casa cada año. La casita puede durar veinte años, así que sesenta personas se beneficiarán de la casita que han donado”, dijo Barb Oliver, Directora de Operaciones de Sound Foundations Northwest, agradeciendo la donación material de Tzu Chi. Además, se sintió profundamente conmovida por la dedicación de los voluntarios de Tzu Chi y continuó: “Queremos que sepan que les estamos muy agradecidos de corazón. Los futuros residentes de esta casa también estarán muy agradecidos por tener un hogar cálido y seguro gracias a ella”.
Voluntarios de Tzu Chi pintan la pequeña casa de madera. Foto/Xinqian Zheng
Yeeju Wu no solo forma parte de presentar el proyecto e invitar a más voluntarios, sino que también involucra a su familia. Su hijo Stanley Wu participa en el servicio voluntario una vez al mes desde principios de año. Expresó que el problema de las personas sin hogar en Seattle es muy pronunciado, y tener el poder de marcar la diferencia le motiva a seguir participando. Ser capaz de volver al voluntariado después de graduarse en la universidad y dedicarse a un trabajo tan significativo le hace feliz.
En cuanto a la donación de la primera casita de madera, afirma: “Estoy muy contento de que hayamos podido contribuir de diversas formas. Esto demuestra la preocupación y atención de todos por las personas necesitadas. Nuestras horas de voluntariado acumuladas y las donaciones monetarias han tenido hoy resultados tangibles. Es un reflejo de la amabilidad, la preocupación y la contribución de todos”. También hizo un llamamiento a todos para que se unan y aprendan.
“Hope Factory” crea esperanza dando cobijo a las personas sin hogar, lo que también es una esperanza para Tzu Chi. Muchos jóvenes de Tzu Chi participan con entusiasmo en el proyecto. “Este proyecto nos llena de alegría, esperanza y nos anima ver a la generación más joven dispuesta a contribuir. En el futuro, invitaremos a más jóvenes y antiguos alumnos de Tzu Chi a participar”, dijo Laura Chen. La finalización de cada casita de madera es testimonio de los esfuerzos y cuidados de innumerables personas de todos los rincones de la sociedad, que llevan su confianza y esperanza en una sociedad compasiva. En el futuro, Tzu Chi seguirá cultivando, gota a gota, y aunando fuerzas para hacer más luminosos los rincones oscuros de la sociedad.
Este año tenemos previsto construir cuatro casas. Bautizamos las casas donadas por Tzu Chi con las cuatro bendiciones: Alegría, Gratitud, Comprensión y Tolerancia.
Laura Chen
Comisaría de Caridad
Tzu Chi Seattle