Escrito por: Qionghui Liu, Xiufang Shen, Qizhen Huang, Judy Liao, Pinyao Lee
Adaptado al español por: María Pacheco
Editado por: M. Carolina Saheli
Entre diciembre del 2022 y marzo del 2023, el norte y sur de California sufrieron severos daños debido al inclemente clima de fuertes lluvias, causando que varios ríos se desbordaran. Uno de los distritos más afectados fue Pájaro, perteneciente al condado de Monterey. Allí las inundaciones obligaron a casi mil familias, muchos de ellos trabajadores agrícolas inmigrantes, a evacuar sus hogares y refugiarse en los centros de emergencia designados por las autoridades.
Con intención de brindar la mayor ayuda posible, los voluntarios de Tzu Chi en el norte de California, visitaron de inmediato los refugios ofreciendo mantas y distribuyendo tarjetas de efectivo a los necesitados. También a mediados de abril, cuando las inundaciones empezaron a ceder y el gobierno permitió que las personas regresaran a sus hogares, los voluntarios de Tzu Chi manejaron durante más de una hora para volver a visitar el área del desastre y así mostrar su sincera preocupación y las ganas de ayudar a los residentes afectados.
A pesar de las dificultades, los voluntarios fueron de puerta en puerta visitando cada hogar y distribuyendo volantes con información sobre los fondos de ayuda de la fundación budista. Los voluntarios se aseguraron de que ninguna familia se quedara atrás. Durante este recorrido, los voluntarios encontraron muebles empapados y pertenencias dañadas, pero siguieron adelante con su misión, decididos a ayudar a los más necesitados.
Las buenas obras se difunden boca a boca
Durante esta evaluación, algunos de los voluntarios visitaron la zona del desastre todos los días sin importar las condiciones en las que se encontraba el lugar. Gracias a estas visitas, los residentes se familiarizaron más con los voluntarios de Tzu Chi y con el trabajo que estaban haciendo. Muchos de los afectados pidieron información sobre la ayuda de la fundación.
Ezequiel, un joven que recibió una tarjeta de efectivo durante la primera entrega hecha por Tzu Chi, reconoció a los voluntarios quienes vestían ropa azul y blanca, y se acercó a ellos para explicarles que toda su familia trabajaba como agricultores antes de la inundación. Ellos esperaban que marzo fuera el comienzo de una buena temporada, pero no pudieron trabajar debido a las severas inundaciones que arrasaron los campos. En total, cuatro familias enfrentaron grandes dificultades, una de ellas ya había recibido la tarjeta de débito de Tzu Chi, mientras que las otras tres familias aún necesitaban ayuda.
A pesar del desastre y dolor de estas familias, abrieron las puertas de sus hogares a los voluntarios de Tzu Chi. El ambiente dentro de las casas era impactante, las paredes y pisos fueron descubiertos para evitar el crecimiento de moho. También estaban abarrotados de varios escombros. Además de las graves pérdidas económicas, los sobrevivientes sufrieron traumas psicológicos y necesitaban que alguien los escuchara con paciencia, y eso fue lo que hicieron los voluntarios de Tzu Chi.
Ravl Ramvez, un sobreviviente local, invitó a los voluntarios a su hogar afectado por la inundación. Al entrar se sintió abrumado al recordar la reciente muerte de su madre. El interior de la casa estaba en ruinas y había que demoler las paredes y los pisos. Sin embargo, la familia estaba tratando de reconstruir y reparar su hogar porque guardaba recuerdos preciosos. Ravl dijo, “cuando vi mi hogar severamente dañado, mi corazón se rompió. Pero no queremos rendirnos. Hay demasiados recuerdos aquí, y mi madre se sacrificó mucho por este hogar”.
Esta es la casa que compramos con toda una vida de ahorros ganados con tanto esfuerzo. Sin los esfuerzos de mi madre, mis hermanos y yo no hubiéramos podido comprar esta casa juntos. La inundación destruyó los esfuerzos de toda la vida de mi madre.
Ravl Ramvez
Residente afectado
Más soluciones que problemas
Aunque muchas personas trabajaban en la limpieza de sus casas, muchas otras viviendas deben ser reparadas. Los voluntarios de Tzu Chi tenían como objetivo ayudar al mayor número de personas, por esta razón, decidieron dejar volantes con información sobre la ayuda de emergencia de Tzu Chi en las casas dañadas. Esto permitiría a los residentes solicitar asistencia.
La barrera del idioma también fue un obstáculo durante el trabajo de evaluación de desastres. Los voluntarios se encontraron con una abuela que no hablaba inglés y solo podía comunicarse con gestos y dibujos. Aún así, fue difícil entenderla, por esto los voluntarios rápidamente encontraron una solución e hicieron una llamada telefónica a un voluntario de habla hispana que sirvió de traductor. La abuela se mostró emocionada cuando escuchó el acento familiar y comenzó a hablar sin parar, lo que permitió a los voluntarios conocer su situación y así ayudarla.
A pesar de la dificultad de reconstruir sus hogares, los sobrevivientes se mantienen positivos y optimistas con una sonrisa al enfrentar los altibajos de la vida. Un ejemplo es Filiberto Cartes, quien vestido con ropa protectora de cuerpo completo, comentó sobre lo fuerte que ha trabajado para regresar a su casa que compró hace menos de un año, diciendo “Aceptamos lo que Dios nos ha dado, dejemos que la naturaleza siga su curso y las cosas buenas vendrán naturalmente”.
Esta actitud optimista inspiró profundamente a los voluntarios de Tzu Chi. Los sobrevivientes siguen enfrentando una situación difícil, razón por la cual los voluntarios visitaron la comunidad con el profundo deseo de ayudarlos a recuperar sus vidas.