El Espíritu de Gratitud, Respeto, y Amor

La actitud que aportamos en nuestra comunicación con los demás puede marcar una gran diferencia. Descubre el espíritu de Tzu Chi.

Para cumplir la misión humanitaria puesta por la Fundación Budista Tzu Chi depende del trabajo de millones de voluntarios y comisionados en el mundo. Cada uno ofreciendo su servicio con sinceridad, corazón y dedicación.

El espíritu de Tzu Chi se basa en “gratitud, respeto y amor”.

Aquel espíritu se pueden encender inicialmente a través de una sincera gratitud – por la vida y sus bendiciones, especialmente de tener la capacidad de servir a los demás – y luego convertirse en respeto y amor por cada una de las personas que se encuentran en el camino. 

La maestra Cheng Yen a menudo da este consejo a los miembros y simpatizantes de Tzu Chi:

Tenga en cuenta que el camino del servicio no es un lecho de rosas. Una vez que haya decidido servir a la humanidad, encontrará obstáculos en el camino. Sea bien preparado en carácter, esté bien preparado cuando se trate de cosas y esté bien preparado en cuanto los principios. Para estar preparado, debes poder llevarte bien con los demás.

La Maestra Cheng Yen aconseja cómo, cuando se enfrenta a conflictos interpersonales mientras se dedica a las actividades mundanas, uno debe esforzarse por trascenderlos adoptando una visión espiritual al reconocer la bendición inherente y la oportunidad en tales desafíos:

Debemos tratar los conflictos interpersonales y las situaciones difíciles como oportunidades que benefician nuestro desarrollo espiritual. Si una tarea resulta no ser difícil, no la manejamos; deja que otros se hagan cargo. Lo que queremos manejar son los problemas que otros encuentran demasiado difíciles. O, que no están dispuestos a resolver ni podrán lograrlo. Por lo tanto, debemos afrontar valientemente los desafíos y enfrentar tareas difíciles.

En cierto modo, es el último de los tres principios directivos en cuanto la gratitud, respeto y el amor que se basa Tzu Chi. Lo cual son los más importantes, ya que con el amor plantado fuertemente en nuestro corazón, el respeto por los demás surgirá naturalmente junto con la gratitud de tener la capacidad de poder ayudarlos en aliviar su sufrimiento. 

Dentro del mundo de Tzu Chi, ese tal amor se reconoce como un “gran amor” o “amor universal”.

Este amor es como el agua: clara y sin mancha. Cuando abraces el gran amor que brinda Tzu Chi, darás sin esperar nada a cambio. Solo así podrás amar a las personas por igual, sin discriminación.

El mensaje de la Maestra Cheng Yen para todos nosotros es que debemos hacer todo lo posible por despertar nuestra bondad innata, o la Naturaleza de Buda. Y luego, imagina la cantidad infinita de bien que podríamos lograr juntos.

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