Cómo Happy Campus de Tzu Chi Está Ayudando En Palo Alto Este Durante La Pandemia

Región Noroeste  |  21 Diciembre, 2020
Los voluntarios de Tzu Chi, proporcionaron paquetes de atención para los residentes de East Palo Alto, mientras continúa en marcha la pandemia de COVID-19. Foto: Oficina Regional Tzu Chi Noroeste.

Escrito por Christina Chang
Traducido (Inglés) por Julienne Chi
Traducido (Español) por Hernán Goicochea
Editado por Maribel Suárez

Hace diez años, el programa Happy Campus (Campus Feliz, en inglés) que estableció la Fundación Tzu Chi, concentró su atención en East Palo Alto, California, una comunidad poblada por inmigrantes recién llegados y familias de bajos ingresos. Desde entonces, los voluntarios han estado atentos a cualquiera de sus necesidades específicas. Por eso, cuando comenzó la pandemia de COVID-19 y escaseaban los equipos de protección personal (EPP), los voluntarios a través del programa rápidamente buscaron mantener a los residentes seguros con mascarillas.

Happy Campus, es un programa en el que los voluntarios de Tzu Chi, se esfuerzan por abordar de manera integral las necesidades de las comunidades de bajos ingresos y desatendidas al trabajar primero con niños pequeños en edad escolar. Los voluntarios comenzaron su trabajo en East Palo Alto, colaborando con el distrito escolar para iniciar clases de educación en carácter, lo que sirve para reforzar y empoderar la caja de herramientas emocionales e interpersonales de los estudiantes, dándoles habilidades basadas en el carácter que pueden usar de por vida.

Después, el programa se expandió para brindar asistencia a las familias de los estudiantes y guiar a los alumnos de secundaria a conseguir becas universitarias a través del programa Becas Escolares. Luego, en 2018, los voluntarios expandieron la asistencia de Happy Campus a la comunidad mediante la realización de brigadas médicas gratuitas, distribuciones de alimentos bimensuales y donaciones de ropa de invierno. De hecho, antes de cada distribución de alimentos, los voluntarios de Tzu Chi, utilizaban sus propios fondos, para preparar un desayuno grupal para los voluntarios locales, que colaboran durante el evento. Socializar de esta manera y pasar tiempo para servir a la comunidad juntos ayudó a crear amistades más sólidas entre los voluntarios de Tzu Chi y la comunidad de East Palo Alto.

Lamentablemente, la situación de la comunidad ha empeorado con la pandemia. Cuando el estado de California, implementó las órdenes de quedarse en casa en marzo, muchos quedaron desempleados o con ingresos significativamente reducidos. Como resultado, las solicitudes de asistencia alimentaria se triplicaron. Durante la pandemia, se intensificaron las distribuciones para alimentar a más de 600 familias una vez a la semana, sábados por la mañana. Pero, con tal aumento que causaba la llegada de más residentes a la distribución, tuvieron que que tomar medidas de seguridad para reducir el riesgo de infección.

Cuando los servicios comenzaron a aumentar, la despensa de alimentos local no tenía suficiente EPP para proporcionar a sus voluntarios en East Palo Alto. Laura, una residente quien había ayudado con la distribución de alimentos durante años y que se convirtió en voluntaria de Tzu Chi en 2019, inmediatamente se comunicó con los voluntarios del programa Happy Campus para pedirles ayuda, con la esperanza de poder recibir un suministro de mascarillas para proteger a sus compañeros.

Al recibir su solicitud urgente, los voluntarios de Tzu Chi, parte del programa Happy Campus, hicieron todo lo posible para conseguir el EPP que necesitaban. Pudieron conseguir 300 mascarillas quirúrgicas de la Oficina Regional Tzu Chi Noroeste, ubicada en San José. Al entregar estas mascarillas, la oficina regional descubrió que el personal de la escuela también necesita apoyo con EPP.

Aunque las escuelas habían cerrado al poco tiempo después de que estalló la pandemia, las cocinas de las escuelas seguían funcionando, ya que muchos estudiantes en el área dependen de los almuerzos escolares gratuitos, el personal de la cafetería había estado ocupado preparando comidas para llevar a casa, para que las familias de los estudiantes las recogieran. La donación de mascarillas se dividió entre el personal de la escuela y los voluntarios de distribución. Sin embargo, para los empleados administrativos del distrito escolar, se proporcionaron mascarillas hechas de tela en casa para su uso diario.

El personal administrativo del distrito escolar aceptó las 300 mascarillas quirúrgicas donadas por los voluntarios de Tzu Chi. Foto: Leslie Shieh

Durante los meses de marzo y abril, cuando la pandemia comenzó a alcanzar su punto máximo, la voluntaria de Tzu Chi, Christine Liu, siguió acudiendo a las distribuciones de alimentos, a pesar del riesgo de infección. Sentía profundamente el sufrimiento de la comunidad y el estrés en el banco de alimentos. “Esto no es el momento de echarse atrás”, pensó por sí misma. Entonces, todos los sábados por la mañana llegaba a las distribuciones de alimentos, que habían sido convertidas a formatos de autoservicio.

Ese mismo día, la superintendente del distrito escolar, Gina, quien llevaba puesto una de las mascarillas de tela cosida por los voluntarios de Tzu Chi, también vino a ayudar con la distribución de alimentos. Muchos voluntarios durante la distribución pensaron que la mascarilla que llevaba puesto Gina se veía cómoda y le preguntaron a Christine si también podía proporcionarles. Al ver que a los voluntarios locales les gustaron mucho las mascarillas de tela hechas por los voluntarios de Tzu Chi, Christine proporcionó 20 mascarillas de tela, para que las usaran los voluntarios de la comunidad. Este fue un momento para compartir y cuidarnos unos a otros.

Las distribuciones de alimentos se llevaron a cabo por formato de autoservicio durante la pandemia. Foto: Christine Liu
En mayo, Tzu Chi Noroeste recibió mascarillas adicionales del extranjero. Los voluntarios donaron otros 200 de ellos en East Palo Alto para que los beneficiarios pudieran tener un suministro abundante. Foto: Christine Liu

Con muchos apiñados en sus hogares, la distribución de alimentos les ha brindado oportunidades momentáneas, para mantenerse en contacto con los residentes, compartir algo de felicidad y mostrarles apoyo en tiempos difíciles. Los voluntarios de Tzu Chi, continuarán con su compromiso de Happy Campus en East Palo Alto mientras se necesite ayuda.

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