De Corazón A Corazón Con los Presos De Houston, Texas

Región Sur  |  17 Septiembre, 2020
Los voluntarios de Tzu Chi continúan prestando servicios en la Oficina del Alguacil del Condado de Harris en Houston, TX con una donación de 10,000 mascarillas de procedimiento. Esto ocurrió el 27 de julio de 2020. Foto: Penny Liu.

Escrito por Julienne Chi
Traducido por Gerardo Bonilla
Editado por Maribel Suárez

Cuando la pandemia de COVID-19 comenzó, las visitas a los reclusos se detuvieron rápidamente en las ciudades de todo el país. Eso incluyó la Oficina del Alguacil del Condado de Harris ubicada en Houston, Texas, donde los voluntarios de Tzu Chi habían estado haciendo visitas mensuales desde junio de 2018. Durante estas visitas, habían tenido la oportunidad de reunir a los presos para discutir temas sobre la espiritualidad, manejo de dificultades y superación personal desde la perspectiva budista. El mes de enero de 2020 fue su última visita antes de que comenzara la pandemia de COVID-19. Este es el relato de Pen-Chi “Penny” Liu, voluntaria de Tzu Chi.

Antes de la pandemia, los voluntarios de Tzu Chi posan con el personal de la Oficina del Alguacil del Condado de Harris. Foto Región Sur de Tzu Chi.

La mañana después del Año Nuevo Lunar [25 de enero de 2020], nos registramos como de costumbre con los oficiales en el vestíbulo [de Oficina del Alguacil del Condado de Harris]. Pusimos todas nuestras pertenencias personales en los casilleros y pasamos por los detectores de metales sin mucho problema.

Ha pasado más de un año y medio desde que comenzamos a hacer nuestras visitas mensuales a la Cárcel del Condado de Harris. A pesar de que éramos solo cuatro voluntarios, siendo el número más bajo, de voluntarios en hacer la visita desde que comenzamos, estoy muy agradecida por el compromiso y la dedicación de este equipo de voluntarios. Cada uno de nosotros asumió un papel concerniente a sus capacidades, para de esta forma dirigir las distintas sesiones o añadir conocimientos con experiencias de vida en cada una de las conversaciones.

Una foto tomada en la primera visita de los voluntarios de Tzu Chi del sur a los reclusos en la Oficina del Alguacil del Condado de Harris en junio de 2018. Foto Región Sur de Tzu Chi.

Con cinco presos que asistieron, hoy tuvimos maravillosos intercambios sobre creencias e ideología. Mientras presentamos la trayectoria de Tzu Chi USA y su fundadora, la Venerable Maestra Cheng Yen, un recluso, que es cristiano y trajo una Biblia, preguntó qué sería de Tzu Chi después de que la Venerable Maestra falleciera.

Una de nuestras hermanas respondió que, ciertamente, nuestra Venerable Maestra fallecerá algún día, pero sus enseñanzas seguirán vigentes. Sus discípulos, seguidores y voluntarios continuarán como bodhisattvas en el camino que ella ha abierto. Otro recluso preguntó:  ¿Qué es un Bodhisattva?

Explicamos que cualquier persona que dirija su atención a practicar el budismo se considera como un bodhisattva. El respondió que cree en Dios, pero si está interesado y de acuerdo con una gran parte de la ideología del budismo, por la similitud que ve entre las dos religiones.

También compartimos una canción llamada “Espíritu de gran amor” (“Spirit of Great Love.”). Algunas de sus letras dicen:

No hay nadie en el mundo a quien no ame
(There’s no one in the world that I don’t love)
No hay nadie en el mundo en quien no confíe
(There’s no one in the world that I don’t trust)
No hay nadie en el mundo a quien no pueda perdonar
(There’s no one in the world that I can’t forgive)

Los presos cantaron muy atentamente y sus voces resonaron en el aula de ladrillo. Al final de la canción, un recluso parecía desconcertado y dijo que no podía estar de acuerdo con la frase “no hay nadie en el mundo en quien no pueda confiar”.

Este recluso explicó que en su vida existen personas en las que él no puede confiar, debido a sus acciones pasadas, entonces, ¿Cómo puedes confiar en alguien que esperas que te haga mal? Uno de nuestros hermanos sugirió que, dado que esperas que te hagan mal, puedes crear una mentalidad de perdón por sus acciones y decidir no ser herido si el resultado es negativo.

Otra sugerencia (que le hizo uno de nuestros hermanos) fue que se comunicara con la persona, para hacerle saber que está al tanto de sus malas acciones y que desea comprender por qué lo hizo. Luego tratar de influir en él o ella, para que no vuelva a hacerlo. Se necesitan pequeños pasos para comenzar a confiar en alguien, sobre quien tienes un prejuicio. Se debe mantener una comunicación y corazón sincero, para entender a los demás. El perdonar, nos llevará a confiar el uno en el otro, y a sí mismo.

Los voluntarios de Tzu Chi reciben capacitación antes de su primera interacción con los presos en mayo de 2018. Foto Región Sur de Tzu Chi.

En un momento, uno de los reclusos que había estado escuchando en silencio se puso de pie y dio unos pasos hacia la puerta. Pensamos que quería salir del aula, pero luego regresó y se sentó mientras se frotaba las piernas. Poco después comenzó a hablar y explicó que le dolían las piernas y que tenía frío. A este recluso recientemente le habían diagnosticado cáncer.

Con lágrimas en los ojos, admitió haber cometido muchas fechorías. Se aprovechaba de las personas cuando se presentaba la oportunidad. Contó, por ejemplo, cuando entró por la puerta de un garaje abierto, para robar equipos o herramientas valiosas y luego venderlos para comprar drogas. Este hombre había estado entrando y saliendo de la cárcel muchas veces. Sin embargo, siempre había abierto su casa a personas que necesitaban un lugar donde quedarse. Incluso cuando sabía, que se trataba de personas que le habían robado y que no podía confiar en ellos.

El recluso también creía que estaba recibiendo, lo que había hecho a los demás. Este hombre había tenido la experiencia de la energía del karma, tal y como él mismo lo describió. Así pues, mientras se secaba una lágrima, compartió que había estado tratando de hacer las paces con aquellos a quienes les había hecho mal, aunque algunos ya habían fallecido. Declaró además que también quiere enfrentarse a los que le han robado para perdonarlos, aceptando que quienes le robaron probablemente necesiten más que él.

Declaró además que era la primera vez que asistía a nuestra clase y que estaba muy contento de haber venido. Luego nos agradeció por tomarnos un tiempo de nuestro día para hablar con ellos, mostrarles que nos importan y compartir una conversación profunda con ellos. Su conmovedora revelación también nos hizo llorar.

Durante los últimos minutos, antes de finalizar la clase, entregamos a cada uno de ellos un sobre rojo con un marcador dentro. Impreso en él había un aforismo Jing Si:

“Sí siempre enfrentamos todas las relaciones y asuntos con un corazón agradecido, seremos felices y en paz todos los días”.

Al despedirnos, les recordé que dejaran atrás el pasado y trabajaran por tener un mejor camino hacia el futuro; que cada día de su vida sea como un regalo, por eso se llama presente.

Los voluntarios de la Región Sur de Tzu Chi continúan sirviendo a la Oficina del Alguacil del Condado de Harris a pesar de no poder visitar a los presos. Mediante sus esfuerzos han logrado proporcionar equipo de protección personal (EPP) y otros suministros que garantizan la seguridad del personal y los reclusos a medida que continúa la pandemia.

La voluntaria de Tzu Chi, Julienne Chi, con el Dr. Don Savell, Director de Capellanía de la Oficina del Alguacil del Condado de Harris. Foto: Roger Lin.

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