Escrito por Michael Tseng
Traducido por Hernán Goicochea
Editado por Maribel Suárez
En enero del 2020, un nuevo brote de coronavirus (también conocido como COVID-19) comenzó a propagarse desde China hacia un nivel global, afectando a todas las naciones en el mundo. Los Estados de la Unión Americana cuenta con el mayor número de casos confirmados. El coronavirus es un enfermedad con un índice de infección 10 veces más alto que SARS. En California el número de casos confirmados aumentó exponencialmente una vez que el brote llegó a este estado. Como respuesta, el gobernador junto al alcalde de la ciudad de Los Ángeles emitieron órdenes de quedarse en casa.
Para evitar la propagación del virus, se les pide a todos que permanezcan en casa. Solo salidas excepcionales. Por ejemplo, sí necesitas ir a la farmacia, lavandería, supermercado, banco o quizás a la estación de gasolina. También, sí necesitas recoger pedidos de comida, atender una cita médica o cuidar de algún familiar. Las personas deberán mantener una distancia social de casi 2 metros y cubrirse la cara.
En algunos condados y ciudades, las autoridades pueden imponer multas a quienes violan la orden. Sin embargo, para muchos ciudadanos, ver el número creciente de fallecidos en Nueva York fue suficiente para darse cuenta la necesidad imperiosa de quedarse en casa, para disminuir la tasa de contagio causado por el Covid-19.
Los voluntarios de Tzu Chi USA han tenido que ajustar algunas de sus actividades. En California, por ejemplo, la Fundación Educativa Tzu Chi se vieron obligados a suspender las clases presenciales, haciendo la transición al aprendizaje a distancia. Una herramienta donde se utiliza la red de internet para enseñar a los estudiantes mientras permanecen en sus casas.
Como manera de mostrar el aprecio que siente Tzu Chi por el trabajo que hacen los maestros, al igual que el resto del personal, la Fundación Educativa Tzu Chi preparó paquetes de regalo para entregar en los miembros de la institución. Cada paquete incluye 10 mascarillas, polvo de cinco granos Jing Si y una carta de bendición escrita por la Venerable Maestra Cheng Yen.
Después de recibir su regalo, Stephanie Lo, Directora del Nido Great Love en la ciudad de Walnut, dijo que el paquete de atención fue extremadamente beneficioso, porque ayudó a mantener a sus hijos y otros miembros de su familia a salvo. Audrey Sun, profesora y también miembra del personal educativo, expresó el mismo sentimiento:
Estoy muy agradecida. Es realmente difícil comprar mascarillas ahora con alta demanda. Estoy agradecida de que la fundación nos haya proporcionado para garantizar nuestra seguridad. Además, es increíble recibir la carta de la Maestra Cheng Yen. Ella se preocupa por nosotros a pesar de que está muy lejos.
Audrey se alegró de obtener también el polvo de cinco granos, lo cual es una mezcla orgánica repleta de nutrición saludable. Tanto asi com el amor y carino de las monjas quienes viven junto a la Maestra Cheng Yen dentro de la Morada Jig Si, en Hualien, Taiwan (donde se produce el polvo).
Stephanie Hall, profesora en la Escuela Primaria Great Love Monrovia, se conmovió por la forma en que Tzu Chi se preocupa por la seguridad de todos. Manifestó que recibir ese paquete significaba mucho para ella, y agregó que se siente agradecida por la oportunidad de trabajar en la escuela. Sabiendo que forma parte de la familia Tzu Chi, se siente orgullosa por las buenas acciones que la fundación ha realizado a nivel mundial.
Rachael López es profesora preescolar en la Escuela Primaria Great Love Monrovia, y al igual que el resto del personal educativo, también estaba emocionada por haber recibido las mascarillas. Ya que ahora podrá ir de compras con menos preocupación, ayudando a salvaguardar la salud de su familia.
Uno de los paquetes fue entregado al guardia de seguridad quien se encarga de vigilar el campus escolar. Al ver que habían mascarillas dentro del paquete, dijo que realmente las necesitaba para protegerse así mismo garantizando al mismo tiempo la seguridad pública dentro en los terrenos escolares. El guardia le dió las gracias al voluntario que había entregado personalmente el regalo, y luego procedió a leer la carta escrita por la Maestra Cheng Yen en voz alta. Haciéndolo, mostró su aprecio por recibir aquel regalo y su preocupación por el bienestar de todos los afectados por la pandemia.
Sigamos el ejemplo de la Maestra Cheng Yen y ampliar el alcance de nuestro amor y cuidado lo suficientemente lejos, para abrazar al mundo. Estamos todos juntos en esto.
