Unidos en oración, los voluntarios de Tzu Chi agradecieron las bendiciones rogando a Buda por la paz mundial, una paz que se ve amenazada en la actualidad. Foto: Keziah Jean.

Adaptado al español por María Pacheco Valles.

Haití es uno de los países con mayor crisis social, política y económica. Sin embargo, sus habitantes se mantienen llenos de fe impulsados por la resiliencia dispuestos a seguir adelante. La fundación budista Tzu Chi ha estado en Haití ofreciendo apoyo y compasión a las personas que lo necesitan. Las actividades de Tzu Chi llenan de esperanza a los haitianos, que buscan refugio en la bondad de los voluntarios del país caribeño. 

El pasado 25 de marzo se efectuó una meditación colectiva, la cuál se convirtió en una de las actividades más hermosas y poderosas de Tzu Chi. El lugar elegido para meditar fue el campus de Tzu Chi, que está ubicado en la zona de Tabarre, una de las zonas más peligrosas y donde en los últimos meses se han reportado más secuestros. Sin embargo, esto no detuvo a los 33 voluntarios quienes elevaron su meditación en nombre de la paz, haciendo énfasis en la renovación del espíritu y la consecución de un buen karma. 

En el evento participaron Tiandong Huang, asesor principal del Fondo de Desarrollo y Cooperación Internacional de Taiwan, Haishan Lai, asesor de OECC, así como Suzhen Huang, gerente de proyectos de construcción de la red eléctrica de Haití, todos se mostraron contentos y honrados por poder ser parte de la meditación y tener la oportunidad de vivir un momento tan especial. 

Durante la meditación se reprodujo un video de la Maestra Cheng Yen, donde habla sabiamente sobre el Dharma, con cada una de sus palabras se pudo sentir el espíritu de Buda haciendo eco en los participantes. La Maestra brindó consejos sobre cómo enfrentar comportamientos diarios e hizo énfasis en la importancia de purificar las mentes y corazones para así encontrar la bondad que existe en cada uno de los participantes. 

Cada uno de los participantes en esta meditación escucharon con atención las palabras de la Maestra Cheng Yen. Foto: Johnson Chang.

La Venerable Maestra comentó que “las escrituras budistas tratan sobre la compasión, la empatía, la alegría y la ecuanimidad. El budismo se basa en la fe, votos y acciones”. 

Agregó que el corazón del ser humano es amable por naturaleza y está lleno de bondad y compasión. Para la Maestra, las personas tienen el poder de autocultivar esta bondad y si lo hacen, la sociedad podría ser armoniosa, segura y pacífica. 

Durante la meditación se enseñó la importancia de mantener la compasión propia del budismo y apoyarse unos a otros en el mundo, así como estar agradecidos en todo momento, estar contentos y bendecir a los demás. Cada uno de los voluntarios y participantes comentaron estar decididos a enfrentar los desafíos diarios de la vida, y hacer buenas obras en su vida diaria con el objetivo de promover la armonía dentro de la sociedad.

Actualmente, en el mundo entero se viven momentos desolados, escenarios preocupantes como lo es el aumento de números de casos de Covid en Asia, especialmente en China, Hong Kong, Taiwán y Shanghai y la invasión de Rusia a Ucrania, que ha generado un alto número de víctimas inocentes y una crisis de refugiados en Europa, y donde millones de personas han huido de sus hogares. A pesar de que Ucrania y Haití estángeográficamenteapartados por varios kilómetros la pequeña isla se ha visto afectada por este conflicto bélico, debido a que tanto Rusia como Ucrania son exportadores de alimentos, productos que llegan a Haití y donde ahora se empieza a sentir escasez y el aumento de precios. En este momento tan duro reunirse para reflexionar, orar y hacer buenas obras es necesario, para así poder coexistir en paz. 

Los voluntarios de Tzu Chi no dudaron en colaborar con los refugiados ucranianos, donando dinero en las Alcancías de Bambú. Foto: Johnson Chang.

Durante el evento también se realizó una recolección de dinero usando las Alcancías de Bambú, el propósito de esta recolección fue ayudar a las víctimas de Ucrania y contribuir un poco a aliviar el sufrimiento de estas personas. Todos los participantes colaboraron con la Alcancía de Bambú y en total se logró una recolección de 250 USD, dinero que servirá para apoyar las operaciones de Tzu Chi en Polonia, ciudad donde han huido miles de ucranianos.  

Otra de las actividades celebradas por Tzu Chi en Haití fue la ceremonia del Baño de Buda, una de las celebraciones más importantes dentro del budismo, el lugar elegido fue el campus de Tzu Chi en Haití. Allí se congregaron los voluntarios y otros invitados con la intención de participar en tan importante acto.

Los voluntarios de Tzu Chi llegaron al campus temprano en la mañana para limpiar y preparar el lugar, dar la bienvenida a los invitados y agradecer todas las bendiciones en sus vidas durante el último año. Un año que ha sido desafiante para muchas personas que viven en Haití donde la inseguridad ha mermado la calidad de vida de sus habitantes, a pesar de esto 200 voluntarios salieron de sus casas y se unieron a la celebración. 

Parte de la ceremonia se aprovechó para elevar una oración por el 56 Aniversario de Tzu Chi. El lugar elegido para la ceremonia fue la montaña cercana al campus de la fundación. La oración incluyó una petición por la paz mundial y por el fin de la pandemia de Covid-19. También se pidió por la purificación del pueblo de Haití para que sus habitantes puedan vivir en paz y ser felices. 

Entre los invitados a la ceremonia del Baño de Buda se encontraron Shigi Zhang y Qixhi Peng, gerente general y vicepresidente de la OECC, respectivamente. Ellos y los 200 voluntarios caminaron hasta la montaña para venerar a Buda, el gran iluminado. 

Uno de los voluntarios de Tzu Chi comentó que Haití está viviendo dificultades sin precedentes debido a la pandemia de Covid-19 y la difícil situación económica, y dijo, “Hoy, bañar al Buda y rezar en la montaña al mismo tiempo no es sólo una celebración de tres festivales, sino también una actividad de oración, piedad y buenas obras. Aunque nuestros corazones están muy asustados, gracias a la educación de Buda y la guía de la Maestra, encontramos fuerza para estabilizar nuestra inquietud y avanzar hacia la bondad, la paz, la compasión y el amor”. También invitó a las personas a unirse en el camino de iluminación del budismo, para así aprender a convivir en un mundo más compasivo. 

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