Tzu Chi se prepara para proveer ayuda en Turquía

Oficina Nacional  |  2 Marzo, 2023
Las tareas de rescate siguen, mientras los sobrevivientes esperan por noticias. Los voluntarios de Tzu Chi están allí dispuestos a consolar. Foto/Cortesía de Noticias DA.AI

Escrito por:  Jiali Liu 
Adaptado al español por: María Pacheco Valles
Editado por: M. Carolina Saheli

El pasado 6 de febrero dos sismos de gran magnitud destruyeron la ciudad de Antakya, capital de la provincia de Haya, en Turquía. El primer terremoto fue de 7,8 en la escala de Richter, causando devastación a lo largo y ancho de esta ciudad. Casas, edificios y zonas históricas quedaron reducidas a pedazos. Días después, el 20 de febrero, otro sismo, de magnitud 6,4 golpeó Hatay de nuevo, causando aún más destrucción en la provincia y sumando más dolor a esta nación.

De acuerdo con reportes de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU, 42,310 personas han muerto, mientras que 108,368 resultaron heridas y 173,000 edificios colapsaron o presentan graves daños en 11 provincias. Después de varios días de visitas, investigación y reuniones, Tzu Chi organizará distribuciones de ayuda que esperan beneficiar a más de 33,000 personas en las áreas más afectadas como Hatay, Gaziantep y Kilis. Cada sobreviviente recibirá una tarjeta de efectivo con la que podrán adquirir alimentos o suministros necesarios. Este fin de semana, los voluntarios de Tzu Chi esperan llegar por primera vez a Gaziantep para distribuir ropa de invierno, mantas ecológicas gruesas y la ayuda en efectivo a 3,000 hogares afectados en esta zona.

El 20 de febrero otro terremoto empeora la situación de estas ciudades turcas.Foto/Cortesía de Noticias DA.AI

Vale destacar el trabajo de los equipos de rescate, tanto turcos como internacionales, quienes han hecho esfuerzos sobrehumanos para lograr rescatar al mayor número de personas de los escombros. Escenas devastadoras se vivieron cuando los sobrevivientes del terremoto, esperaban tener noticias de sus familiares y la esperanza se desvanecía rápidamente. Después de recopilar información y de recorrer las zonas afectadas, el equipo de evaluación de desastres de Tzu Chi ofreció consuelo a las víctimas. 

El gobierno turco estableció refugios en áreas comunales, con tiendas de campaña para que los sobrevivientes puedan tener un lugar donde permanecer durante este duro momento. Estos refugios no cuentan con suficiente protección ante el frío de Turquía en esta temporada. Sin embargo organizaciones no gubernamentales, como Médecins du monde (MdM) o Médicos del mundo, se han movilizado hasta estos refugios para atender a los afectados por esta tragedia.

Unas carpas en Antakya, ofrecen refugio a los sobrevivientes. Pero las bajas temperaturas los mantienen en vela. Foto/Cortesía de Noticias DA.AI

Sobrevivientes de la ciudad de Antakya, perdieron todas sus pertenencias durante el terremoto, incluyendo la ropa de invierno. Además del miedo latente a ser víctimas de otro terremoto, tienen que soportar las heladas temperaturas por la noche. Muchos de ellos no cuentan con mantas para cubrirse.

Los sobrevivientes se lavan la cara con agua embotellada. Foto/Cortesía de Noticias DA.AI
Los niños se mantienen al lado de las estufas, para soportar el frío durante el día. Foto/Cortesía de Noticias DA.AI

“Han pasado más de dos semanas desde el terremoto. En esta área de tiendas en Antakya, los sobrevivientes tienen suficiente agua y baños. Pero lo más difícil de soportar sigue siendo la gran diferencia de temperatura entre el día y la noche”, explicó Guoxin Lin, integrante del equipo de investigación de desastres de Tzu Chi.

La familia Darwiche, fue reubicada en una de estas tiendas de campaña junto a otras dos familias. Dijeron que no les importaba el hecho de compartir un pequeño lugar con tantas otras personas, pero que no podían soportar las bajas temperaturas. “Hace mucho frío, especialmente temprano en la mañana, pero la estufa solo se puede colocar fuera de la tienda, y el interior de la tienda es tan frío como un palacio de hielo”, explicó el Sr. Darwiche.

Aya, es una sobreviviente del terremoto y su preocupación aumentó cuando su hijo se resfrió y no había forma de acceder al tratamiento. Además, “solo hay unas pocas mantas”, dijo. “Los niños tienen mucho frío por la noche. Están enfermos, pero no sé dónde buscar para conseguir medicamentos”, agregó esta madre. 

En el estado de emergencia actual, los sobrevivientes del desastre solo pueden contar con la asistencia de instituciones médicas internacionales, como los dedicados médicos y enfermeras de Médicos del Mundo, quienes atienden a estos niños y les brindan las medicinas necesarias para aliviar su situación.

Ruyi Zhou y Guangzhong Hu, voluntarios de Tzu Chi, son testigos de la tristeza que envuelve a los sobrevivientes. Foto/Cortesía de Noticias DA.AI
Muhyiddin, maneja su excavadora para unirse como voluntario de rescate. Foto/Cortesía de Noticias DA.AI

Al presenciar el sufrimiento provocado por el terremoto, los voluntarios se conmovieron. Al ver el dolor y tristeza de un padre, el voluntario Ruyi Zhou expresó entre lágrimas que “no esperaba que algo que vería en una pantalla de televisión apareciera frente a mí de esta manera… Estaba pensando, en esta Tierra somos un grupo de gente como ellos; vivimos en esta Tierra como ellos. Cuando están tristes, nos entristecemos con ellos”.

En medio del área del desastre, un voluntario de rescate llamado Muhyiddin vió un Corán entre los escombros y dijo “el Corán es lo único que Alá nos ha dejado. No podemos dejar que se quede afuera”. 

Apenas Muhyiddin se enteró sobre la tragedia sucedida en Hatay, manejó su excavadora hasta el lugar del desastre. Ha trabajado durante 15 días sin salir y ha rescatado a cinco personas. “Escuché que algo les sucedió a los hermanos musulmanes aquí, así que vine de inmediato. Gracias Tzu Chi, por venir a ayudar. Esperamos que cosas así no vuelvan a suceder”, expresó este rescatista voluntario.

La ciudad de Antakya ha sido completamente destruida y es imposible vivir con seguridad en ella en este momento. Los sobrevivientes viven actualmente en tiendas de campaña, y es latente la preocupación sobre el futuro. Por eso estamos aquí, para ayudar.

El camino hacia la reconstrucción es largo, pero puede ser un viaje más fácil si alguien que se preocupa va a su lado. Cuando suceden desastres, los voluntarios de Tzu Chi se esfuerzan por estar entre los primeros en llegar y los últimos en irse.

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