Un jardín en el desierto de Tijuana, México

Oficina Nacional  |  13 Noviembre, 2023
Volunteer Fabian Vega hold a watermelon he plants
Fabián Vega muestra uno de los melones que cosecha en el Campus de Tzu Chi donde ha logrado crear un huerto lleno de varias frutas y verduras. Foto/Shuli Lo

Adaptado al español por: JuanMa Bonilla
Editado por: M. Carolina Saheli

Tijuana yace justo en la frontera entre México y Estados Unidos, donde el clima en su mayoría es de desierto tropical. Tijuana está rodeada de arena amarilla, y terrenos aparentemente desiertos e inexplorados. Sin embargo, Fabian Vega sueña con ver un campo verde. 

El ambiente en Tijuana, al ser una ciudad con infraestructura subdesarrollada, se ve bastante desértico; con vehículos que pasan levantando una nube de polvo; grandes rocas y tierra amarilla por doquier. Incluso los espacios vacíos dentro del Campus de Tzu Chi tienen estas mismas características que no promueven el crecimiento de plantas. No obstante, hay un área verde que ha ido creciendo considerablemente dentro de allí.

La tierra soñada de Fabián

Hace cinco meses, un empleado del Campus de Tzu Chi llegaba cada día temprano en la mañana. Además de realizar sus labores cotidianas, comenzó a cultivar la tierra. Él labraba el suelo, preparaba la tierra, sembraba las semillas y regaba las plantas. Fabián Vega encontraba alegría en el proceso. Él aprendió a cultivar la tierra gracias a su padre y desde muy pequeño ha tenido un interés profundo sobre el tema. Al ver que el campus tenía mucho espacio, y considerando que la comida que más se servía era vegetariana, Fabián tuvo la idea de crear un huerto que brindara comida fresca a los niños y voluntarios.

Con esto en mente, Fabián trajo semillas desde su casa, sembrandolas en el campus y cuidando de ellas meticulosamente. Luego de varios meses, logró cultivar una gran variedad de frutas y verduras. Estos cultivos se utilizan para suplir una parte de los insumos para los almuerzos diarios de los estudiantes, con algunos de ellos llevando frutas a sus casas.

Respeto estos cultivos y me encantan. Mi esposa piensa lo mismo. Disfrutamos sirviendo a los demás. No sólo hacemos lo que nos gusta, sino que seguimos ayudando a los necesitados.

Cultivando la tierra y el corazón

“Siempre me ha interesado mucho cultivar plantas, y ahora por fin puedo hacerlo realidad. En Tzu Chi me dan bastante confianza, y por eso estoy muy contento”, dijo Fabián. Después de trabajar en Tzu Chi durante cinco meses, influido por los voluntarios de Tzu Chi, Fabián se sintió aún más feliz al ver los buenos resultados de sus esfuerzos. Mientras cultivaba frutas y verduras, también desarrolló un profundo respeto por las plantas y por las personas. Al ver a los voluntarios dedicarse a los desfavorecidos de la comunidad, comprendió mejor el espíritu de ayudar a los demás y se sintió deseoso de participar.

Actualmente ha plantado tomates, pepinos, calabacines, calabazas, hibiscos y fruta del dragón, además de árboles frutales como nísperos, melocotones y guayabas. Fabián se ha comprometido a transformar el campus en un espacio verde. “Las verduras y frutas que cultivo son naturales, sin fertilizantes químicos. Todo el mundo puede comerlas con tranquilidad. Ahora mismo tenemos tomates, calabazas, pepinos y zanahorias. Esperamos cosechar algunas frutas el año que viene. Aún nos queda espacio para seguir plantando. Me digo a mí mismo que es bueno trabajar duro para que todos puedan tener acceso a alimentos sanos”, comentó Fabián.

Rosa Alejandra, graduada del Aula de Esperanza: “Yo como las verduras que cultiva el señor Fabián en la cafetería del campus. Es comida vegana saludable, rica en proteínas y vitaminas, que nos beneficia”.

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