Escrito por: Yun Ti Chen
Adaptado al español por: JuanMa Bonilla
Editado por: Gabriela Guandique
Los voluntarios del centro de servicio de Tzu Chi de Boston, iniciaron el programa Happy Campus justo después que se levantaran las restricciones debido a la pandemia de COVID-19 en 2021, y continúan ayudando hasta el día de hoy. Este programa es un poco distinto a otros en donde se le brinda apoyo a los profesores de los colegios. El programa se realizó por primera vez en Baldwin Early Learning Pilot Academy y se comenzó a impartir en horarios después de clases. Por más de un año, ha transformado la vida de los niños bajo los conceptos de gratitud, respeto y amor.
El nacimiento de un nuevo proyecto
La Academia Baldwin Early Learning Pilot es la primera prueba del programa Happy Campus del centro de servicios Tzu Chi de Boston. La actual directora, Min-Jen Taylor, fue parte de los voluntarios universitarios de Tzu Chi y ahora trabaja duro para hacer realidad el espíritu y la filosofía de Tzu Chi y ponerlos en práctica en la escuela.
Debido a que los miércoles, el horario escolar es hasta medio día, los padres necesitaban una opción para dejar a sus hijos después de clases. Hace dos años, fue cuando Min-Jen Taylor tuvo la idea de invitar a voluntarios de Tzu Chi para que ayudaran a cuidar a los niños después de las clases, pero el repentino estallido de la pandemia interrumpió los planes. En agosto de 2021, la escuela reabrió después de que se levantara el bloqueo por la pandemia, lo que coincidió con una escasez de profesores. Min-Jen Taylor y Jin Man Chang, director del centro de servicios Tzu Chi Boston, discutieron la idea de adoptar el modelo de clases extracurriculares.
Nos inspiró la idea de los voluntarios de California que van a las escuelas a ayudar a niños con necesidades especiales, lo que nos hizo querer hacer algo parecido.
Jin Man Chang
Director del Centro de Servicios
Tzu Chi Boston
Enseñando buenos modales y cultivando las virtudes
“Como este es el Happy Campus de Tzu Chi, incorporamos su filosofía educativa. Enseñamos a los niños gratitud, respeto y amor, y el plan de estudios está diseñado para enfocarse en una virtud diferente cada mes. Por ejemplo, el enfoque de este mes es el respeto. Esperamos que al respetar a los demás, los niños también se reconozcan a sí mismos, se respeten y respeten el entorno en el que viven”, dijo Cai Tong Lin, director del programa Happy Campus.
El programa combina educación y caridad, proporcionando no sólo recursos educativos sino también ayuda económica a niños de familias desfavorecidas para aliviar la carga física y mental de sus padres. Durante la pandemia, los voluntarios de Tzu Chi distribuyeron verduras y alimentos, ayudando a más de 20 familias de la escuela a sobrellevar los tiempos difíciles. Además, los voluntarios de Tzu Chi visitaron la escuela una vez al mes y enseñaron a los niños los aforismos Jing Si de Tzu Chi, también aprendieron sobre los arreglos florales, la ceremonia del té, sobre la dieta vegetariana y el reciclaje a través de interesantes actividades.
El horario de la escuela y los planes de las clases están diseñados con el objetivo de una educación equilibrada de todo el carácter en los ámbitos de la moralidad, la inteligencia, la forma física, las habilidades sociales y la estética. Alimentando el conocimiento de los niños con “amor” y “bondad”, la educación hace hincapié en la educación del carácter, la educación para la subsistencia y la educación para la vida; centrándose en la enseñanza de los modales y el cultivo de las virtudes.
Para cumplir el objetivo del distrito de educación inclusiva–el cual aboga por la colocación de alumnos con necesidades especiales en la misma aula que sus compañeros, de modo que se encuentren en un entorno de educación general y no segregado–los voluntarios de Tzu Chi suelen ofrecer asesoramiento y observación individualizados, mantenimiento de registros y seguimiento a los niños con necesidades especiales, para ayudarles a incorporarse sin problemas a las actividades de grupo.
En respuesta a la petición de los padres de que el Happy Campus enseñará chino, este año se ha ajustado el plan de estudios. “Este es el segundo año de mi hija aquí, y le encanta, siente que es su casa. Soy de origen chino, me sorprendió ver que mi hija llegaba a casa hablando chino, contando del 1 al 100 y reconociendo muchos caracteres chinos”, dijo el padre de una alumna.
Cada niño es una semilla llena de esperanza, que necesita ser regada con amor y bondad. Tzu Chi espera que, a través de los conceptos transmitidos por el programa Happy Campus, se pueda influir en los niños y los padres para que la humanidad de Tzu Chi se transmita.