Voluntarios de Tzu Chi Brindan Alivio y Felicidad a una Comunidad de San Francisco

Región Noroeste  |  17 Agosto, 2020
Los voluntarios de Tzu Chi, a través del programa Happy Campus, continúan brindando amor y cuidado a las familias y al personal escolar en la comunidad de Bayview-Hunter Point, California, durante la pandemia. Foto: Roxanne Buchwitz

Escrito por Christina Chang
Tranducido por Gerardo Bonilla, Hernán Goicochea
Editado por Maribel Suárez

Jeremy Hilinski es el director de la Escuela Primaria Bret Harte, ubicada en la bahía de San Francisco. Durante su carrera como director, ha llegado a conocer muy bien a los voluntarios de Tzu Chi USA a través del programa Happy Campus (Campus Feliz en inglés), que ofrece tutoría, mochilas con alimentos, útiles escolares y más para estudiantes de escuelas primarias desatendidas y de bajo rendimiento.

Muchas de las veces Hilinski suele expresar su gratitud por la ayuda que el equipo de voluntarios le brinda al responder a las necesidades de la gente más vulnerable de su comunidad. Y este año, a medida que la pandemia del COVID-19 cayó sobre la nación, tendría más razones para estar agradecido, ya que esa ayuda que recibe permaneció ininterrumpida.

Nuestra escuela coopera con Tzu Chi, para ayudar a las familias de los estudiantes indocumentados y hacerles saber que la escuela es un lugar confiable. Ellos pueden contarnos sus preocupaciones, y juntos encontraremos la mejor manera de resolver las situaciones adversas. Gracias a Tzu Chi, hemos estado brindando asistencia continua a la comunidad.

Respondiendo a la crisis

Desde marzo, la ciudad de San Francisco se ha visto afectada por la pandemia del coronavirus. Como consecuencia, los estudiantes han dejado de asistir a las escuelas y esto ha creado una gran inconveniencia para muchas familias indocumentadas en el sector de Bayview-Hunters Point. Muchos estudiantes de familias indocumentadas dependen de la comida que reciben en las escuelas para satisfacer una de sus comidas diarias de alimentos, y este apoyo esencial ha cesado abruptamente.

Afortunadamente, la atención caritativa no dejó de continuar para esta comunidad a medida que los cambios impredecibles comenzaron a afectar a sus residentes más vulnerables. Mientras la orden de quedarse en casa establecido por el estado de California permanecía intacto, la Escuela Primaria Bret Harte proporcionaba bolsas llenas de alimentos gratuitos todos los lunes y miércoles en la escuela. Los voluntarios de Tzu Chi participaron en la distribución todos los miércoles, ofreciendo sus servicios y atención para todos los necesitados.

Cuando los residentes de la comunidad de Hunters Point vienen a la escuela a recibir bolsas de alimentos, los voluntarios de Tzu Chi también les dan mascarillas de tela caseras. Una madre le pone una mascarilla a su hija para brindarle protección. Foto: Lulu Lin

Aunque la pandemia continuaba alterando la vida diaria de muchas personas, el personal de la escuela, los voluntarios de Tzu Chi y los residentes de la comunidad que venían a la escuela, podían reunirse como de costumbre – manteniendo el distanciamiento social. Para muchos, fue una oportunidad para conectarse con viejos amigos, Los voluntarios de  Tzu Chi han permanecido ayudando por varios años.

Los voluntarios son como una familia

Muchos consideran Bayview-Hunters Point, ubicado en la esquina sureste de San Francisco, como uno de los sectores menos seguros de la zona. Sin embargo, los voluntarios de Tzu Chi han estado sirviendo a la comunidad desde el 2009. Los voluntarios comenzaron su ayuda con una donación de libros a las escuelas del distrito para alentar la educación a temprana edad. Luego, con el fin de animar a los niños para que asistan a la escuela, comenzaron a donar uniformes para los estudiantes de la Escuela Primaria Bret Harte.

Por más de diez años, los voluntarios de la oficina Tzu Chi San Francisco han realizado distintos proyectos, uno a la vez. De animar a que los estudiantes mantengan una asistencia perfecta hasta llevar a cabo clases de tutoría de matemáticas, al igual que de cultura humanística, después de la escuela. Mientras ayudaban a las escuelas, los voluntarios también brindaron atención a las familias necesitadas que carecían de servicios. Entre las ayudas se incluyeron, visitas periódicas, donación de muebles o artículos de uso diario.

Después de trabajar durante años en conjunto, los voluntarios de Tzu Chi se han ganado la confianza del personal escolar y de los residentes de la comunidad con quienes mantienen una profunda y arraigada relación. Es por esto que cuando llegó la pandemia, los voluntarios siguieron viendo a la comunidad como una familia, tal y como acostumbraban. Permanecieron ocupados como siempre ayudando a las escuelas y en las comunidades. Su preocupación por los estudiantes y las familias afectadas por la pandemia es muy genuina.

Voluntarios de Tzu Chi entregan mascarillas de tela a los residentes de la comunidad de Hunters Point. Al mismo tiempo, promueven el vegetarianismo para aliviar la pandemia. Foto: Lulu Lin

Brindando amor y caridad de casa en casa

Desde que el coronavirus se extendió por toda la nación en marzo, los voluntarios de Tzu Chi han mantenido comunicación activa con cuatro escuelas en el área de Bayview-Hunters Point. Esperan brindar ayuda inmediata durante el brote, apoyando a los hogares de padres solteros quienes han resultado positivos, así como también con personas indocumentadas o desempleadas. En mayo, Tzu Chi asistió a un total de 19 hogares. Entre estos se incluyeron cuatro hogares con familiares que dieron positivo al coronavirus, 11 hogares de indocumentados y cuatro hogares de madres solteras desempleadas.

Cada familia tenía una historia que compartir y una serie de problemas que soportar como resultados directos de la pandemia. Una pandemia que había cobrado la vida de seres queridos en algunos hogares.

Un ejemplo, de la ayuda brindada por Tzu Chi fue cuando una joven madre indocumentada de 28 años murió debido al coronavirus, dejando a su esposo solo para cuidar de su hijo de seis años. Los voluntarios proporcionaron alivio inmediato con una tarjeta de regalo en efectivo con un valor de USD $800 dólares. La ayuda podría cubrir parte de los gastos del funeral y satisfacer las necesidades de la familia, mientras que una tía intervino temporalmente para ayudar a cuidar al niño angustiado que acababa de perder a su madre.

Otro ejemplo, fue cuando el director Hilinski envió a las voluntarias Roxanne Buchwitz y Lulu Lin para que atendieran el caso de una estudiante de la escuela primaria Bret Harte. La madre de la niña había estado en diálisis durante muchos años y su movilidad era muy limitada. Fue entonces que los voluntarios le entregaron suministros esenciales, y una tarjeta de regalos en efectivo para los alimentos. Ahora esta madre de dos estudiantes podrá quedarse en casa recuperándose.

Voluntarios de Tzu Chi fueron a la casa de dos estudiantes para entregar artículos esenciales y una tarjeta de regalo en efectivo. Esta ayuda alivia los desafíos diarios que tiene esta familia, para poner comida en la mesa. Foto: Roxanne Buchwitz

Otra historia relevante, fue el caso de un estudiante afroamericano quien su padre recién se había recuperado del COVID-19. Sin embargo, días después falleció de un ataque cardíaco repentino, dejando solo a sus dos hijos. Fue entonces que los voluntarios de Tzu Chi, fueron a la Escuela Primaria Bret Harte donde prepararon una tarjeta de efectivo, para la familia de los menores. La ayuda proporcionada el miércoles 6 de mayo, buscaba que los familiares de estos dos menores pudieran superar algunos problemas inmediatos.

Otro caso significativo, fue el de una joven madre de habla hispana, quien había sufrido la muerte de un familiar por causas del coronavirus. Esta joven madre, se personó en la escuela acompañada por su hijo para recibir una tarjeta de regalo en efectivo de parte de los voluntarios.  A ambos, se les brindó mascarillas de tela suave y hechas a mano para que se protejan durante estos tiempos difíciles.

Una joven madre de habla hispana, llega a la escuela con su hijo, para recibir una tarjeta de efectivo. Foto de Lulu Lin

Para la voluntaria Roxanne Buchwitz, la ayuda de Tzu Chi es vital a corto plazo, pero también tiene una visión hacia el futuro. “Los voluntarios de Tzu Chi dan amor a las familias necesitadas durante la pandemia con la esperanza de ver a los estudiantes regresar a la escuela felices y saludables después de las vacaciones de verano”, expresó Buchwitz.

Un equipo que florece a lo largo de los años

Narda Harrigan trabaja como asesora para la Escuela Primaria Bret Harte. Durante sus 34 años de servicio, ha llegado a conocer muy bien a la comunidad, así como también a los familiares de los estudiantes. Harrigan junto a los voluntarios de Tzu Chi llevan más de diez años de colaboración conjunta por lo que se tratan como hermanos y hermanas. Hace unos años, se unió a la comunidad local de voluntarios Tzu Chi, y ahora todas trabajan duro para ayudar a construir una comunidad feliz, encargándose de los estudiantes y las familias necesitadas.

Hace dos años, Harrigan también visitó el Adobe Jing Si (conocido como la Morada: el hogar principal de Tzu Chi), localizado en Hualien, Taiwán. Allí, se inspiró más en la visión holística y amable de la fundación, y hoy lo aporta a su trabajo en la escuela.

Rezo para que todos puedan superar con éxito la pandemia, tratar a todos con amabilidad y vivir una vida segura y saludable.

Narda Harrigan, asesora de la escuela primaria Bret Harte y quien ha laborado en esta escuela por 34 años, se unió a los voluntarios de Tzu Chi para servir a la comunidad hace unos años. Foto: Lulu Lin

Merita Kaulave, por su parte, ha estado en la Escuela Primaria Bret Harte por más de 20 años. Actualmente se desempeña como Directora Beacon– un modelo de programa colaborativo centrado en la juventud que adopta los ideales de un marco escolar comunitario- para los programas extracurriculares.

Kaulave lleva una relación de tantos años con los voluntarios de Tzu Chi. Juntos han logrado construir una relación muy cercana y estrecha, por lo que se tratan como si fueran familia. Ella también se unió a los voluntarios de Tzu Chi para servir a la comunidad y visitó también el Adobe Jing Si hace dos años. Cada vez que se encuentran con las voluntarias Roxanne y Lulu en el campus de la escuela, las saluda como si fueran familiares, a menudo expresando nuevamente su gratitud.

Estoy muy contenta de que hayan regresado para ofrecer atención a los estudiantes y la comunidad, en especial a los hogares de las familias indocumentadas. Somos una verdadera comunidad bendecida por su amor y apoyo.

Merita Kaulave, ha servido en la escuela por más de 20 años y actualmente es la directora de balizas del programa extracurricular de la escuela primaria Bret Harte. Foto: Lulu Lin

Los voluntarios de Tzu Chi trajeron mascarillas de tela caseras para el personal de la escuela y para las familias de la comunidad en el momento en que se necesitaba más amor, y atención.

El director Hilinski muestra su mascarilla, indicando: "Esta mascarilla de tela de Tzu Chi hecha a mano es esencial, para mantenernos a salvo". Foto: Lulu Lin

Para el director Hilinski, la tarea más importante que la escuela debe hacer es poder trabajar juntos con el fin de brindar ayuda a la comunidad para que supere la pandemia. Sin embargo, reconoció que es difícil asegurarse de que todos puedan obtener la protección que se merecen tras decir que “usar mascarillas de tela hechas por Tzu Chi son medidas de seguridad esenciales”.

Juntos promoviendo el vegetarianismo

La conexión entre la familia de Merita Kaulave y Tzu Chi se desarrolla cada año más. Merita y su esposo tienen una familia de ocho hijos, y son cristianos devotos. Hace cuatro años, la familia y muchos miembros de la iglesia que suelen asistir se unieron a la fundación con el fin de servir a la comunidad.

Sin embargo, el apoyo viene de ambos sentidos. Hoy en día, la familia Kaulave participa activamente en las misiones de Tzu Chi, y los voluntarios también están allí para fomentar sus aspiraciones más preciadas. Hace diez meses, con el estímulo de los voluntarios de Tzu Chi, el Sr. Kaulave completó los cursos de ministerio cristiano, convirtiéndose en pastor de la iglesia. Al presente continúa predicando y promoviendo el amor de Dios.

Por su parte, la familia Kaulave también colabora con voluntarios de Tzu Chi para promover el vegetarianismo- cuya dieta o estilo de vida- en la comunidad. Su defensa conjunta se ha extendido más allá del entorno escolar, llegando también a refugios de personas sin viviendas. Cada mes, la familia y los voluntarios compran víveres de los bancos de alimentos para luego preparar alrededor de 120 bolsas de comestibles y enviarlas a un refugio local de personas necesitadas.

Joseph Kaulave, uno de los hijos de Merita, también es miembro del personal de la escuela primaria Bret Harte. Tanto Joseph como su familia se convirtieron en voluntarios locales de Tzu Chi. Después de convertirse en voluntario, se hizo vegano, gradualmente influenciado por el razonamiento detrás de la promoción del vegetarianismo y veganismo realizado por Tzu Chi, que se basa en la protección del medio ambiente, la bondad hacia los animales y la protección contra enfermedades zoonóticas como COVID-19.

Durante la pandemia, Joseph participó en la distribución de alimentos llevado a cabo para los estudiantes y familias de la comunidad. Cuando los voluntarios trajeron mascarillas de tela hechas a mano, para el personal escolar y las familias, Joseph vio que venían empacadas con tarjetas que abogaba por la adopción de platos vegetarianos. Inmediatamente comenzó a animar a todos que recibieron una mascarilla para unirse al movimiento. “Espero que todos puedan comenzar una dieta vegetariana. Un vegano devoto definitivamente ayudará a terminar con la pandemia,” dijo Joseph.

Mientras Joseph Kaulave distribuía las mascarillas de tela con emoción, alentaba a todos a adoptar una dieta vegetariana como medio para combatir el coronavirus. Foto: Lulu Lin

Cafetería escolar se convierte en el corazón de la comunidad

Las distribuciones de alimentos continuaron de llevarse a cabo dentro de la Escuela Primaria Bret Harte durante la pandemia, y pronto, la cafetería se convirtió en el corazón de la atención comunitaria en Bayview-Hunters Point. Fue allí, que muchos dieron la mano en ayuda. Entre ellos, estaba A-Chen, una de las trabajadoras de la cafetería que habla el idioma chino mandarin.

A-Chen ha mantenido una amistad con los voluntarios de Tzu Chi durante años, haciendo donaciones todos los meses con la esperanza de ayudar a las personas necesitadas en todo el mundo. Durante la pandemia, A-Chen ayudaba a preparar al menos 350 bolsas llenas de alimentos junto con otros miembros del personal de la cafetería, todos los lunes y miércoles. Cada bolsa de papel se llenó con gran porciones de frutas, verduras y productos secos- cantidad suficiente para consumir durante tres días.

Durante los trabajos, los voluntarios de Tzu Chi se aseguraron de que A-Chen tuviera el equipo de protección personal (EPP) necesario. En especial, que utilizara las mascarillas de tela hechas a mano por parte de los voluntarios de Tzu Chi. A-Chen, por su parte, expresó su gratitud a los voluntarios de Tzu Chi mientras continuaba con su trabajo dedicado al servicio de la comunidad. “Gracias por estar aquí”, comentó en un tono de humildad.

Desde el personal de la escuela hasta los voluntarios de Tzu Chi, todos formaban parte de un solo corazón en su deseo de apoyar a la comunidad durante este momento difícil. Y a su vez, este corazón de servicio puede conducir a mucho más.

Una actitud mental saludable es vital para la buena salud, lo que a su vez conduce a una vida feliz y plena

Una comunidad armoniosa y feliz

Una escuela no es solo un lugar para que los estudiantes aprendan, sino también un lugar donde las  familias y residentes de la comunidad pueden recibir asistencia y apoyo. Al comenzar el Programa Happy Campus en colaboración con las escuelas locales en Bayview-Hunters Point, los voluntarios de Tzu Chi dieron vida a esa visión y espíritu de vecindad.

Las iniciativas del Happy Campus evolucionaron gradualmente hasta convertirse en el Programa Happy Community (Comunidad Feliz, en español) de hoy. Y ahora, incluso durante una pandemia, las familias de los estudiantes, el personal de la escuela, los residentes de la comunidad y los voluntarios de Tzu Chi en Bayview-Hunters Point se unen continuamente para trabajar juntos en armonía, amarse y apoyarse, y cooperar para avanzar y ser beneficiosos a los necesitados.

Únete a Tzu Chi USA para apoyar programas comunitarios de larga duración como este, brindando asistencia vital durante la pandemia del COVID-19.

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