Un Pájaro Vigoroso Vuela Lejos: La Historia de Carole Liu

Oficina Nacional  |  29 Septiembre, 2020
Carole Liu participa como voluntaria durante una brigada médica en México.

Escrito por Audrey Cheng
Traducido (Inglés) por Yao-yang Tang
Traducido (Español) por Gerardo Bonilla
Editado por Maribel Suárez
Fotos por Carole Liu, Shuli Lo y Wesley Tsai

Cuando Carole Liu, dejó su trabajo de enfermería al  emigrar a los Estados Unidos en 1982, era la primera vez que se marchaba de su ciudad natal en Taipei, Taiwán. Su familia, incluidos sus hermanos y hermanas, se habían opuesto a dejar ir a su hermana menor al extranjero.  No obstante, Carole ya estaba decidida a unirse a su esposo, médico de profesión, que había estado viviendo y estudiando en Estados Unidos. Sin embargo, Carole no sabía el recorrido, que le esperaba.

Hogar de Familia Humilde y Trabajadora

El padre de Carole era un empleado de mantenimiento de una sala de máquinas en Nangang, Taipei. Con el fin de sostener a una familia de siete, su padre trabajaba 360 días al año. Solo se tomó un breve descanso de cinco días durante el Año Nuevo Lunar. Durante la semana, trabajaba de lunes a domingo. No hay dudas de que este padre de familia trabajó muy duro.

La madre de Carole, por su parte, nunca fue a la escuela. Sin embargo, a pesar de ser analfabeta, era una mujer ingeniosa. Mucho antes de que los movimientos ecologistas popularizaron los lemas de “reducir, reutilizar, reciclar” la madre de Carole, había sido una ferviente practicante de las 3R por casi toda su vida. Por ejemplo, el agua que utilizaba nunca la desperdiciaba; cada gota se reutilizaba unas dos o tres veces antes de desecharla. Un solo balde de agua servía para enjuagar el arroz y las verduras. Luego con esta misma agua se lavaría las manos y finalmente se tiraría por el inodoro. Esto como un solo un ejemplo.

Para ahorrar dinero en alimentos, su madre caminaba desde Nangang a Songshan (40 minutos en cada tramo) una vez a la semana para comprar verduras a precios favorables. Durante el trayecto de vuelta y empapada por el  sudor, esta luchadora mujer cargaba comida para siete días en sus delgados brazos. Aunque los gastos en alimentos acaparaban los fondos con lo que contaban, esta familia no dejó de ser muy generosa con los demás. Cuando los primos de Carole llegaron a Taipei desde el campo, para asistir a la escuela, la familia les dio la bienvenida y los acogió  en su hogar.

Era una casa pequeña y modesta. Contaba con solo dos dormitorios, era una casa cálida en la que crecieron Carole y sus hermanos. Carole y sus tres hermanas dormían en un dormitorio, y antes de acostarse  movían hacia un lado la mesa del comedor que se encontraba en la sala, siendo la mejor manera  de  crear un  espacio separado, para que durmiera el hermano de Carole. La madre de Carole usaba la cosecha que obtenía de un huerto exterior de la casa, y así,  ganar dinero extra. Después de la escuela, los hermanos ayudaban con las tareas del hogar y las manualidades. De hecho, bordar flores en suéteres fue uno de los recuerdos más memorables que tuvo Carole de su infancia.

Debido a las dificultades económicas, la hermana mayor de Carole abandonó la escuela para ayudar en la manutención de la casa. Mientras, el resto de sus hermanos trabajaba incluso durante las vacaciones de verano y de invierno. Carole por su parte trabajó a tiempo parcial en varios lugares. Entre estos, en una fábrica de productos electrónicos, cuidando niños y vendiendo bocadillos. Este último trabajo fue en una empresa de servicios de alimentos llamada Hsin Tung Yang, donde en una ocasión su jefe se hizo de la vista gorda cuando ella y sus compañeros de trabajo se comían las golosinas de su empresa. Este silencio generoso causó una gran impresión en Carole.

Carole tenía una personalidad brillante y fue de gran ayuda para su madre. Siempre le había ido bien en la escuela, y le daba los premios escolares a su madre quien se los regalaba a sus familiares en el campo. Carole, continuó sus estudios universitarios  en la Escuela de Enfermería de la Universidad Médica de Taipei.  En la mente de Carole, las necesidades de su familia eran su prioridad. Por eso, le daba su salario a su madre.

La Golondrina Encuentra Su Pareja

Más tarde, Carole conoció al Dr.  Ming Wei Liu en la Universidad Médica de Taipei, quien luego se convirtió en su esposo mientras este era estudiante de medicina. El Dr. Wei Liu siempre usaba un uniforme caqui en el campus, parecía ser un hombre sincero y tranquilo. Esto conquistó el corazón de Carole. Después de conocerse durante siete años, se casaron, y  al año  siguiente de haber contraído nupcias, el Doctor Wei Liu fue enviado a los Estados Unidos, para realizar una residencia médica. Fue entonces, que la vida se tornó un tanto solitaria para ambos. Mientras su esposo se encontraba en tierra extranjera Carole se sentía sola, al cumplir su jornada laboral. Dos grandes océanos separaban a esta joven pareja. Fue entonces, que Carole decidió irse a los Estados Unidos para reunirse con su esposo.

Carole con su esposo, Dr. Ming Wei Liu.

No obstante, Carole recién se había convertido en madre, por lo que el movimiento hacia Estados Unidos no le sería fácil, especialmente por los costos de vida. La pareja, no tuvo otra opción, que pedirle a su madre que cuidara de su hijo recién nacido en Taiwán. En ese momento, un médico residente ganaba un salario de solo USD$1,200.00 de los cuales USD$500.00 se enviaban de regreso a Taiwán. Carole extrañaba mucho a su hijo pero solo podía hablar con él a través del teléfono. Cada minuto le costaba USD$2, por lo que limitaba sus llamadas telefónicas a 10 minutos, una vez a la semana. Su hijo apenas comenzaba a hablar y no podía decir “mamá” pero esto no evitaba que después de colgar, Carole se echara a llorar durante horas. Afortunadamente la pareja se reunió con su  primogénito  meses después de que cumpliera los 18 meses de nacido.

Una vez en Estados Unidos, Carole hacía todo lo posible por aprender inglés y poder realizar los exámenes, y así, obtener la licencia para ser enfermera. Ciertamente el inglés era un desafío, pero afortunadamente Carole había logrado conseguir una nueva amiga llamada Peiqi. El esposo de Peiqi estaba en la Fuerza Aérea y ambos se comportaron muy cariñosos con Carole. Peiqi practicaba conversar inglés con Carole e incluso le pidió que cuidara a su hijo. La oferta le vino de maravilla ya que esta oportunidad le brindaría ganar algo de dinero el cual Carole necesitaba desesperadamente.

Al cabo del tiempo Carole logró obtener su licencia como enfermera, y poco después volvió a quedar embarazada. Tomando en cuenta los riesgos a los que se exponía al ser una enfermera embarazada, Carole decidió cambiar de  trabajo. Fue entonces que comenzó a trabajar en un restaurante mientras su embarazo avanzaba. No obstante, el restaurante estaba a 40 minutos manejando y un día chocó accidentalmente el automóvil de otra persona. Carole quedó muy asustada luego de este accidente, por lo que decidió dejar su trabajo para concentrarse en cuidar su embarazo y esperar tranquila su segundo parto.

Luego de dar a luz, Carole volvió a su trabajo de enfermera en los turnos de la noche. Su horario laboral era hasta  las  11: 00 p.m. Sin embargo, su responsabilidad  hacía que permaneciera hasta  la 1:00 a.m., en estas horas extras terminaba de redactar informes y completar los registros médicos en inglés. Con el tiempo, sus habilidades lingüísticas mejoraron, en parte gracias a la televisión y la práctica que realizaba en el hospital.

Tiempo después el  Dr. Liu logró completar su entrenamiento. Para ese momento la pareja ya había vivido siete años en los Estados Unidos por lo que decidieron, que era hora de regresar a Taipei donde ambos podrían continuar practicando la medicina. Desafortunadamente, dos años después los cambios políticos en Taiwan hicieron que la familia regresara a los Estados Unidos.

Fue entonces, que para el 1991 la pareja se instaló en Alabama donde el Dr. Liu se desempeñó como especialista cardiovascular e intervencionista,  laboró en los departamentos de emergencia de tres hospitales. Ante los ojos de Carole, el Dr. Liu era un médico humanista y una persona benevolente. “Ve a los pacientes como su propia familia” afirmaba Carole como lo que sería una descripción muy adecuada del Dr. Liu. Un colega dijo una vez: “He trabajado en el laboratorio de cateterismo durante más de 40 años. (Usted) puede hacerle cualquier pregunta sobre los catéteres cardiovasculares al Dr. Liu , es como una enciclopedia andante; puede responder prácticamente a todo”.

Al principio, el trabajo de enfermería de Carole se realizaba principalmente en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y en los departamentos cardiovasculares. Ella laboró cómodamente con el Dr. Liu, quien además de ser su esposo, era también un maestro para ella. Carole una vez pensó que podría vivir sin preocupaciones por siempre bajo la protección del Dr. Liu.

Pérdida y Sanación

Carole se sentía muy segura al lado de su esposo. El profesionalismo y el carácter humano del Dr. Liu la había cautivado. Sin embargo, el destino le propinó un duro golpe cuando el Dr. Liu falleció en enero del 2017. “Muchos pacientes no creían que el médico realmente se había ido, y a menudo se sentaban afuera esperando, con la esperanza  de verlo salir de la oficina”, explicó Carole quien evidentemente quedó devastada ante la pérdida de su esposo.

Durante los siguientes nueve meses, siguió buscando respuestas. Había demasiados porqués, muchas lágrimas. De repente, un día Carole, se dio cuenta de que su difunto esposo no la hubiese querido ver tan angustiada. Fue entonces, que decidió seguir adelante, y continuar con su entusiasmo por la medicina, la cual había compartido con su esposo,  deseando que en un futuro su espíritu reencarnará y pudieran encontrarse de nuevo.

Esta auto-curación y su capacidad de resiliencia,  llevó a Carole a ser  voluntaria de la Fundación Médica Tzu Chi, la cual, en ese entonces (diciembre de 2017), brindó brigadas médicas gratuitas en México. Esta importante decisión en la vida de Carole sucedió justo después del terremoto de Puebla de 2017 cuya experiencia, le  dejó una profunda huella. Luego de ver las malas condiciones y la devastación que tuvieron que enfrentar las familias, Carole pensó en sí misma: “¡Hay tantas personas que sufren más que yo!”

Carole Liu posa con sus compañeros voluntarios en la Asociación Médica Internacional Tzu Chi en una brigada médica en México en 2018.

Por primera vez, Carole se dio cuenta de lo que significaba ver el sufrimiento de los demás, y  apreciar lo que tienes. Los servicios médicos en los que participó brindaron ayuda particularmente a las áreas empobrecidas. Esta combinación de pobreza y enfermedad le trajo a Carole, una lección tanto tristeza como de ánimo, para seguir ayudando. En punto 5:00AM, Carole siguió a otros voluntarios, para preparar el lugar en donde se ofrecerían las ayudas. Las filas se habían formado al tiempo que los voluntarios de Tzu Chi, recibían sonrisas de parte de los que esperaban,  sentía compasión por ellos. Carole admiraba a sus colegas, muchos de los cuales habían pasado por esta experiencia en brigadas anteriores. De hecho Carole desarrolló un gran respeto hacia sus compañeros de equipo al ver el gran esfuerzo que realizaban en la dinámica de estos servicios en medio del frío invierno.

Una vez que el equipo de Tzu Chi logró instalar el área para ofrecer servicios médicos, los voluntarios presenciaron casos muy complicados. Entre ellos, estaba el de una mujer que había caminado una hora para llegar a la atención médica. Una vez en el lugar, la mujer preguntó si un médico podía visitar a su hijo, quien no puede caminar. Luego entonces el Dr. Zhao Youcheng vio que el menor tenía parálisis cerebral. No obstante, ante los limitados recursos disponibles el médico le ofreció algunas vitaminas a la familia. Otro caso, fue el de una madre que llegó junto su hijo. Aunque ambos tenían la misma estatura, el hijo lucía muy delgado y había estado vomitando justo después de comer. Resulta que a este niño, le habían diagnosticado cáncer gástrico terminal y era muy poco lo que los médicos de Tzu Chi podía hacer.

Al ver todo esto, Carole siguió pensando en esas familias que estaban sufriendo. Esto la motivó regresar a México en septiembre de 2018 y participar en otra brigada médica internacional con Tzu Chi. Luego también acudió a ayudar en una misión similar a Ecuador en julio de 2019.

Un Paso Valiente

Carole trabaja con Ching Ching Lo, para hacer marcadores de comida a base de plantas para promover la campaña "Una mejor comida, un mejor planeta".

Luego de salir de Alabama en 2002, Carole cambió de trabajo y se mudó al sur de California. Allí comenzó a trabajar como voluntaria en las clínicas Médicas de Tzu Chi cuando el tiempo se lo permitía. Para ese entonces Carole había cruzado fronteras con sus compañeros voluntarios hacia México para  realizar las brigadas médica, donde los servicios básicos de salud se brindan de forma gratuita. Estas experiencias, le habían traído una gran alegría y satisfacción a Carole; no solo porque había podido ayudar a los pacientes que no hablaban inglés y no tenían dinero, para comprar un seguro médico, sino porque también había podido enseñarles información relacionada con la salud para ayudarlos a mantenerse saludables.

Luego, por recomendación de la hermana Huang Meizhao, Carole comenzó a participar en las clínicas gratuitas de Tzu Chi y comenzó a aprender sobre los programas de reciclaje y donación de médula ósea de Tzu Chi. En ese instante Carole se preguntaba por qué la fundadora de Tzu Chi, la Venerable Maestra del Dharma Cheng Yen, tenía esa visión. Más tarde, un hermano de Tzu Chi le regaló a Carole un libro titulado “The Life Education of a Silent Mentor.” (En Español, La Educación de Vida de un Maestro Silencioso). Después de leer las historias de cada maestro silencioso, o donador de cuerpo, Carole casi termina una caja de toallitas desechables, secando sus incontenibles lágrimas: ¿Cómo podrían más personas donar sus cuerpos, para continuar con la educación médica?, se había preguntado.

Carole también había visto informes de televisión sobre el terremoto 921 en Taiwán en 1999. Vio cómo multitudes de voluntarios de Tzu Chi corrieron al lugar del desastre para ayudar. Carole se percató de que los voluntarios hacían su labor de manera eficaz, y en grupos rescatando a las víctimas. Luego de ver estas imágenes no pudo evitar preguntarse otra  vez, “¿Cómo la Venerable Maestra lo hizo ?”

Luego de realizar sus labores en las clínicas de Tzu Chi, los voluntarios solían reunirse para compartir. En una de esas reuniones la hermana Sun Cixi y el Dr. Deng Boren compartieron la misma mesa en la que estaba Carole. Fue cuando el Dr. Deng le preguntó a Carole: “¿Quieres usar el cheongsam [vestido] de Comisionado de Tzu Chi?” Para convertirse en comisionada, Carole tendría que completar un entrenamiento especial de voluntarios. La hermana Sun Cixi también la animó y Carole respondió que “Sí” sin titubear. Sabía que era el momento adecuado y quería aprovecharlo para brindar alegría al prójimo.

A pesar de la pandemia, Carole finalizó su entrenamiento.

Carole pidió “seguir a la Maestra y caminar por el camino del Bodhisattva” en su corazón por lo que se inscribió en las clases de entrenamiento de Tzu Chi en septiembre de 2018. Durante ese tiempo, Carole estaba decidida a ingresar al mundo de Tzu Chi y comprender, aprender y encontrar las respuestas que estaba buscando sobre la vida, el sufrimiento y la compasión.

Luego de dos años de formación, Carole abrió su comprensión sobre las raíces de Tzu Chi en el budismo Mahayana. Durante el proceso también encontró las respuestas a sus preguntas. Después de comenzar, se benefició mucho del curso y sobre los estudios del Dharma. En ese momento ya estaba bien decidida en seguir a la Maestra. Carole ha aprendido a reflexionar sobre sí misma, se ha deshecho de algunos malos hábitos y a pesar de ser una persona tímida, se siente cómoda hablando públicamente sobre Tzu Chi. Desde entonces, se ha dedicado al camino del bodhisattva con compasión, sabiduría y un corazón tan fuerte como siempre.

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