Escrito por Katie Chu, Rita Chang
Adaptado al español por María Pacheco
Editado por Maribel Suárez
Una pequeña cena familiar estuvo a punto de convertirse en una tragedia, cuando el pasado 5 de septiembre se desató un voraz incendio en Timberwood, un conjunto residencial en San José California. Lam Mai estaba en su apartamento, ubicado en el segundo piso, había invitado a sus padres, para compartir y disfrutar de un momento familiar, pero en segundos la paz que había en su hogar le dió lugar al miedo.
La hija pequeña de Lam jugaba en el patio y fue la primera en ver el humo, que empezaba a salir desde el edificio. Ella gritó desesperadamente, para alertar a su familia, su padre y hermano lograron escucharla y trataron de contactar al 911, pero en cuestión de segundos el fuego ya los había acorralado en el pequeño apartamento. La única puerta por la que podrían haber escapado ardía. Por esto la única opción que la familia Mai tuvo fue lanzarse por las ventanas.
Lam y sus familiares no resultaron heridos después de caer desde un segundo piso, aunque perdieron todo lo que tenían, todo por lo que habían trabajado arduamente durante años. La historia de Lam y sus parientes es la misma de 27 familias que vivían en estos apartamentos. La mayoría de los residentes son personas de escasos recursos, por lo que este incendio representa un duro golpe para todos. Los 53 sobrevivientes de la tragedia ahora no tienen un lugar estable a donde ir, algunos de ellos han sido reubicados en hoteles que no cuentan con las condiciones para que una familia entera permanezca durante varias semanas, mientras que otros se han mudado temporalmente con familiares.
Los voluntarios de Tzu Chi pertenecientes a la Oficina del Norte de California, al enterarse de lo ocurrido, se comunicaron con los managers del Conjunto Residencial de Timberwood con la intención de organizar un operativo de ayuda para los afectados, a quienes les fueron entregadas tarjetas de debito prepagadas por Tzu Chi para que puedan cubrir gastos necesarios y hacer que el proceso de iniciar una nueva vida sea menos difícil.
La mayoría de las personas afectadas por este devastador suceso son de origen latino y vietnamita, por lo que fue necesaria la asistencia de trece personas que se ofrecieron como interpretes de español y vietnamita. De esta manera los sobrevivientes se sintieron más cómodos y pudieron expresar de una mejor manera la pesadilla vivida, pero también el agradecimiento con Tzu Chi.
Muestras de calidez ayudan a soportar el frío
Uno de los apartamentos más afectados fue el de Lam Mai, en pocos minutos todo se convirtió en cenizas. La familia se vio obligada a irse – momentáneamente – a un hotel debido a que no cuentan con otro lugar a donde ir. “Deseo poder conseguir unos colchones, para que mis hijos puedan dormir más cómodamente”, dijo Lam durante el operativo. Los voluntarios de Tzu Chi prometieron hacer un seguimiento al caso de esta familia para así seguir brindándoles apoyo en los próximos meses.
Lam proviene de una familia cristiana, se mostró conmovida y agradecida con Tzu Chi, demostrando que el amor y la solidaridad pueden generar grandes cambios, pueden ser luz en tiempos donde la oscuridad parece reinar.
Con la esperanza de brindar un poco de comodidad a las familias de Timberwood, durante estos meses fríos, los voluntarios de Tzu Chi entregaron mantas ecológicas hechas por Tzu Chi y también peluches que fueron regalados a los niños afectados. Esta muestra de calidez representa una gran ayuda para esos pequeños niños que perdieron absolutamente todo.
Dar y recibir como lección de vida
July Buitriago y María Vidal, son dos mujeres hispanas que vivían en uno de los apartamentos de Timberwood, ambas quedaron en la calle después que su hogar fuera consumido por las llamas. Ahora viven provisionalmente en un hotel. Ninguna de las dos habla inglés, pero durante el operativo un adolescente sirvió de interprete.
Los voluntarios de Tzu Chi pudieron explicarles a Jully y a María el uso de las tarjetas prepagadas y de la Alcancía de Bambú, al recibir esta alcancía ambas aprenderán sobre el ciclo de dar y recibir. El objetivo es que la llenen poco a poco con lo que puedan y – cuando crean conveniente – la entreguen a Tzu Chi para así ayudar a otras personas.
Ambas mujeres se mostraron agradecidas con la fundación. María dijo que oraría por la salud de todos los integrantes de Tzu Chi.