Escrito porJennifer Chien
Traducido por Hernán Goicochea
Editado por Maribel Suárez
Wilmington es un vecindario que forma parte del enclave industrial que existe dentro de la región del puerto de Los Ángeles, en California. Cuenta con el tercer campo petrolero más grande de los Estados Unidos, trayendo empleos a la zona y contaminación al área.
Una Comunidad Trabajadora
Demográficamente hablando, el 87% de los residentes de Wilmington son de descendencia latina. Casi la mitad son inmigrantes de primera generación que vienen de países Latinoamericanos, y una cuarta parte de las familias de aquella comunidad se consideran hogares de bajos ingresos. Lo que ha dado lugar a necesidades crecientes.
Antes de que Tzu Chi USA estableciera la Clínica Comunitaria Willmington en noviembre del 2010, sus voluntarios habían estado sirviendo a la comunidad durante años. Específicamente, habían estado trabajando con las iglesias católicas y centros de refugios desde 1998, distribuyendo suministros esenciales y asesorando a familias en necesidad. Cuando Tzu Chi abrió la clínica, comenzaron a llevar a cabo distribuciones de alimentos complementarios todos los meses, siendo el mejor momento para alentar a los residentes a unirse a Tzu Chi como voluntarios. Esto ha continuado incluso durante la pandemia.
La mañana del 20 de junio, más de 50 residentes se alinearon en la acera de la clínica con sus carros de compras. Mientras esperaban que comience la distribución de alimentos, los residentes se saludaron como viejos amigos. Algunos voluntarios de Tzu Chi explicaron que al llegar a la clínica se presentaron varios vecinos.
Saliendo De Su Camino Para Ayudar A Otros
Maria Olimpia, una de los residentes, conoce a los voluntarios desde hace ocho años. Ella casi siempre suele estar al frente de la fila durante las distribuciones como voluntaria. Con una sonrisa que llevaba puesta en el rostro, dijo: “Deseo que mi esposo y yo pudiéramos venir como voluntarios para ayudar con las distribuciones como antes, pero debido a nuestras condiciones de salud, no se puede”.
Olimpia conoce muy bien el vecindario y fue una de las primeras voluntarias locales en unirse a Tzu Chi después de la apertura de la clínica. Durante la distribución, ella expresó cómo Tzu Chi la educó sobre el vegetarianismo y que ha tratado de mantener una dieta vegetariana después de aprender. De hecho, le dio una nueva apreciación por las frutas y verduras que los voluntarios entregan durante cada evento de distribución.
Hace 12 años, Gloria Barraco recibió alcancías de bambú por los voluntarios de Tzu Chi. Barraco también es residente del vecindario y durante el evento, trajo las alcancías de vuelta, todas llenas de monedas. Incluso, una alcancía de bambú que vino de su hermana. Al recibirlas hace 12 años, Barraco se prometió que ahorraría al menos USD $20 dólares todos los meses, incluso frente a los desafíos como poner comida en la mesa. Sin embargo, ella seguía insistiendo y ponía de lado un pequeño cambio con el de poder ayudar a otros que lo necesitan.
Marvilla López es otra residente y para ella, era la tercera vez que asistía a la distribución de alimentos. Tanto López como su esposo han estado desempleados durante la pandemia del COVID-19. Luego de enterarse por primera vez sobre los esfuerzos de Tzu Chi hace meses, llegó a su primer evento de distribución y se enteró sobre la historia detrás de la alcancía de bambú. Al aprender de su historia, se sintió conmovida y espera poder ayudar a otras personas pasando por necesidad. Así que, comenzó a ahorrar monedas y durante la tercera vez que fue a la entrega, su alcancía de bambú estaba lleno, contribuyendo al ciclo de amor.
Voluntarios Demuestran Respeto y Bienvenida
También hablamos con otra residente, Carmen Riera, cuyo esposo falleció hace dos años. Después de la muerte de su esposo, Riera tuvo que asumir todos los gastos de su familia y ha estado asistiendo a las distribuciones con la esperanza de tener alivio en sus gastos de víveres. Según Riera cuenta, ahora puede poner comida en la mesa y mantener el techo sobre su cabeza para ella y su familia. Como un gesto de agradecimiento, ella también trae de vuelta su alcancía de bambú lleno de monedas todos los meses.
Estoy realmente agradecida de que Tzu Chi nos haya ayudado a mí y a mi familia cuando hemos estado tan necesitados. Lo que más me conmovió fue que cuando vine aquí por ayuda, los voluntarios me dieron amor y caridad, sin discriminación.
Carmen Riera, Residente de Wilmington
Maria Maderna es otra de las residentes que fue a recoger alimentos para su familia. Durante el evento, ella explicó sobre el estrés que ha tenido al tratar con su arrendador, quien ha estado exigiendo el dinero del alquiler desde abril. Hace unos años, su esposo falleció de leucemia y desde entonces ha criado a sus cuatro hijos sola. Su hija, la mayor de los cuatro, solía ayudarla a cubrir algunos gastos. Pero, no cuenta con la aportación económica de su hija porque se mudo hace seis meses. Maderna se quedó a cargo de todos los gastos del hogar.
Para empeorar las cosas, María Maderna también fue diagnosticada con cáncer al seno. Tampoco ha podido trabajar durante la pandemia y se enfrentó a un estrés severo. A través de la ayuda de Tzu Chi, tuvo un hombro donde apoyarse.
Haciendo Buenas Obras Con Tzu Chi
El evento de distribución comenzó a las 9:00 AM, y las personas que llegaron temprano a la fila recibieron primero las bolsas de alimentos. A partir de las 10 ya se habían ido para sus casas. Cuando Huiping Wang, directora de la Clínica Comunitaria Wilmington, salió para observar el progreso de la distribución, escuchó una voz fuerte dirigida hacia ella. Era la voz de un hombre que luego le entregó una alcancía de bambú. Wang sonrió y dijo: “ese es un vecino que viene a nuestra clínica regularmente”.
En comparación con las distribuciones que ha llevado a cabo Tzu Chi en otros lugares, los residentes de Wilmington han traído de vuelta una gran cantidad de alcancías de bambú. Antes de que estallara la pandemia del COVID-19, cada distribución estaba integrada con la introducción del espíritu de Tzu Chi y la historia de la humilde alcancía de bambú. Además, los servicios que ofrece la clínica inspiraron a muchos residentes a hacer buenas obras en sus propias vidas y con Tzu Chi.
Colectivamente, los pensamientos amables y las buenas acciones de todos generarán méritos suficientes para triunfar sobre las calamidades
Aforismo de Jing Si
El evento llegó a su fin alrededor de las 11:00 AM, y después de pasar algunas horas ocupadas, solo quedaban 30 canastas de víveres. Los voluntarios decidieron entregarlas a dos áreas llenas de carpas en otra parte de la ciudad: una en un callejón detrás de una iglesia comunitaria, y la otra, por la carretera local. Los voluntarios saludaron a cada individuo que permanecía en las tiendas y les preguntaron si necesitaba comida. Incluso, ayudaron a algunos de ellos a cargar la comida a su tienda o carro. Todos los que recibieron la comida ese dia respondieron con una sonrisa y un sincero agradecimiento.
Para la comunidad de Wilmington, las alcancías de bambú representaron el amor y la bondad por ayudar a los más necesitados. Este es un testimonio de cómo las alcancías de bambú de Tzu Chi pueden vigorizar e inspirar a toda una comunidad.