Voluntarios de Tzu Chi se unen para ayudar en Acapulco

Oficina Nacional  |  6 Febrero, 2024
Voluntarios de Tzu Chi organizan tres días de distribuciones de ayuda financiera del 5 al 7 de enero de 2024 en Acapulco, México. Foto/Martina Casas.

Escrito por Anna Sipek
Adaptado al español por María Pacheco
Editado por Gabriela Guandique

Meses después de que el huracán Otis, de categoría 5, azotara la costa suroeste de México en octubre de 2023, voluntarios de Tzu Chi de Taiwán, Estados Unidos, Argentina, España y Ecuador llegaron a Acapulco, México, en enero de 2024 para brindar ayuda a los sobrevivientes. Todos se unieron para apoyar las distribuciones de ayuda financiera que se realizaron del 5 al 7 de enero de 2024. 

“Queremos que las familias sepan que, además de ayudar con lo tangible, realmente no están solas. Hay muchas personas apoyándolas”, dijo Celia Wang, voluntaria de Tzu Chi Argentina.

El profundo y devastador impacto del Huracán Otis

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Causando más de $16 mil millones en daños, el huracán Otis se convirtió en el ciclón tropical más costoso en la historia de México. En Acapulco se vivió el peor escenario, con más de 51,000 hogares destruidos y más de 80,000 que sufrieron severos daños. 

“El huracán Otis nos tomó por sorpresa. Sabíamos que venía el huracán, pero no a esta escala. Fue un momento de gran terror, un momento de gran miedo”, dijo la Hermana María Socorro de las Hermanas Consagradas del Santísimo Salvador.

Muchas personas en Acapulco perdieron todo lo que tenían: hogares, objetos personales, acceso a alimentos y agua, e incluso la seguridad laboral. Vale destacar que estas pérdidas, sin una infraestructura adecuada o ayuda externa, pueden causar daños a largo plazo para aquellos que fueron afectados incluso en menor medida. El aumento de enfermedades, la inestabilidad económica y la disminución de la población son problemas conocidos que afectan a comunidades que tardan más en recuperarse de desastres naturales.

“Fue feo, muy feo. Mi casa se derrumbó. Esperé a que todos los árboles cayeran porque si salía, habría muerto con mi hija”, fue el testimonio compartido por Yadira Castillo, una de las beneficiarias de la ayuda de Tzu Chi.

Para muchos, volver a ponerse de pie fue cuestión de obtener la ayuda necesaria. “Lo principal ahora es arreglar sus hogares”, explicó Teresa Díaz Gómez, una voluntaria local. “Poco a poco, lo que tienen que hacer ahora es comprar cosas, reconstruir. Lo principal es que estamos vivos”, agregó.

Ofreciendo lo que Acapulco necesita

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Trabajando junto a voluntarios de la región, Tzu Chi se dedicó a distribuir ayuda de manera efectiva. La primera distribución tuvo lugar el 5 de enero de 2024 y benefició a 1,183 familias. Cada una de estas familias recibió una tarjeta con 10,000 pesos (aproximadamente $580 dólares), y este dinero cambió la vida de muchos.

“Con esta tarjeta vamos a comprar las cosas que necesitamos para seguir adelante y arreglar la casa de nuevo para que luzca igual”, compartió Socorro Pérez Flores, beneficiaria de la ayuda.

Conexiones personales

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Catalina Sebastián de Jesús, es una señora mayor que vive sola y quien tuvo la suerte de sobrevivir al huracán, vivía en una humilde casa de madera, y sus vecinos, preocupados por lo que pudiera pasarle, la llevaron a su hogar para mantenerla a salvo durante el huracán.

“Los paneles volaban por todas partes, y mi hijo vino a rescatarla porque le dije: ‘La casa va a caerse, y le va a pasar algo'”, compartió Victoria Patricia Aparicio, vecina y quien se está encargando de Catalina.

Catalina subsistió durante semanas después del desastre, recolectando botellas y vendiéndolas,  así pudo mantener una dieta de tortillas caseras. Ansiosa por brindarle una mejor calidad de vida, Victoria Aparicio se aseguró de que Catalina recibiera ayuda de la cual de otra manera no habría sabido.

“En este momento, para empezar, queremos comprarle una cama, un colchón y un ventilador”, explicó Aparicio. “Vivo más cerca de ella y la estaré revisando más a menudo por si necesita ropa u otra cosa”.

Manteniendo una relación de interfe

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Es innegable que el catolicismo ha desempeñado un papel profundo en la cultura mexicana y en el bienestar espiritual de los mexicanos. En Acapulco, las Hermanas Consagradas del Santísimo Salvador actúan como un faro religioso y cultural para la comunidad. 

El huracán Otis afectó gravemente a esta congregación. Aunque ninguna de las hermanas resultó herida durante la peligrosa tormenta, los techos y estructuras de todos los edificios en su convento fueron arrancados por completo, y sus almacenes de alimentos quedaron destruidos después de sufrir intensas inundaciones.

A pesar de estas difíciles circunstancias, las Hermanas Consagradas del Santísimo Salvador se han dedicado a ayudar a la gente de su comunidad de cualquier manera posible.

“Nuestro párroco, el Padre Benjamín, vino y nos dijo que esta organización necesitaba ayuda para llevar a cabo un censo. Con gran alegría dijimos que sí”, compartió la Hermana María Socorro.

“Las hermanos no están dentro del censo realizado, sin embargo, salieron a ayudar y eso nos conmovió profundamente, y queremos ayudarles de alguna manera”, dijo Rodrigo Pérez Lozada, un voluntario de Tzu Chi México.

Junto con la sede en Taiwán, los voluntarios en México reunieron recursos equivalentes a $4,000 dólares en ayuda. Esto ayudó a la parroquia no sólo a cubrir algunos de sus mayores gastos diarios como alimentos y suministros de cuidado, sino que también les proporcionó fondos muy necesarios para materiales de construcción con el fin de reparar sus deteriorados edificios.

El amor es un lenguaje universal

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A pesar de las barreras del idioma, quedó claramente evidente el enorme impacto que esta ayuda tuvo en las vidas de quienes la recibieron.

“No hay espacio en mi corazón para tanta alegría. Todas estas personas hacen esto por nosotros, para ayudarnos. Gracias por todo”, lloró María de Jesús Flores Cruz.

Como siempre, los efectos de la bondad de la Maestra Cheng Yen se expanden por el mundo, inspirando a otros a tomar acciones propias y ayudar a vecinos necesitados.

“A la Maestra Cheng Yen, la mantendremos en nuestros corazones”, sonrió Socorro Pérez Flores; “algún día llegaremos a conocerla”.

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