Escrito por Jing Jia Ning
Adaptado al español por JuanMa Bonilla
Editado por Maribel Suárez
Una tormenta de nieve desencadenó un incendio inesperado el 17 de enero de 2022 en la ciudad de Salisbury, MA. Un total de 5 edificios de apartamentos se vieron envueltos en un fuego insaciable. Más de 30 familias que dormían resguardadas del frío, escaparon en pánico de sus hogares. Afortunadamente, nadie salió herido, pero los departamentos de los residentes quedaron reducidos a escombros.
Luego del desastre, la Agencia de Manejo de Emergencias de Massachusetts organizó un evento de socorro comunitario donde se invitó a varias organizaciones para que comprendieran las necesidades de las familias, y pudieran participar en su atención. Tzu Chi, la Cruz Roja, el Ejército de Salvación, entre otros, llegaron al William Hilton Senior Center para ser parte de este evento.
La Fundación Budista agendó su visita al centro para ofrecer sus servicios de socorro para el 29 de enero, pero una tormenta de nieve impidió que se llevara a cabo. Una semana después, el 5 de febrero, los voluntarios de la organización estaban decididos a brindar su contingente, de tal manera que ni el intenso frío del clima detuvo sus cálidos deseos solidarios.
Los voluntarios de Tzu Chi llegaron con bufandas ecológicas, mantas, alcancías de bambú, naranjas y galletas para levantar los ánimos de las personas en el albergue. A pesar de ello, todavía se podía sentir una atmósfera taciturna. Fue hasta que los voluntarios cantaron “Somos familia” en lenguaje de señas, que se pudo ver un alza en el ánimo. El corazón de los afectados se conmovió al ver la ayuda genuina por parte de Tzu Chi.
En esta situación, me doy cuenta de cuánta gente buena hay en este mundo. Aunque la situación ahora no es muy buena, no importa, porque sé que tengo que seguir adelante. No es solo ayudarme a mí mismo, es ayudar a los demás.
Un bebé de 5 meses ayudó a amenizar la reunión con su sonrisa y encanto. Annabelle, la madre del pequeño logró resguardar a él y a su otra hija del fuego y salieron rápidamente del edificio el día del incendio. Con su niño en brazos, la mujer platicó con algunos de los voluntarios sobre la ayuda compasiva que les han brindado, las palabras de afecto, que los hace sentir seguros y a salvo.
Mientras el evento de distribución continuaba, unos voluntarios notaron que había un hombre alto que permaneció alejado. Ellos se acercaron a él para ofrecerle confort. Al ver que tenía ojos llorosos le preguntaron si necesitaba un abrazo y afirmó que sí con su cabeza. Al abrazarlo fuertemente, Charles, que así se llamaba este hombre que aparentaba tener unos 50 años , les dijo suavemente: “es todo lo que necesitaba…”. Él contó que ha vivido cinco incendios durante su vida.
Estas víctimas tienen mucha suerte de tener una organización de este tipo (refiriéndose a Tzu Chi) para ayudarlas. Veo a mucha gente riéndose de nuevo. Cada estación de distribución tiene historias conmovedoras, lo que creo que es muy valioso. Puedo ver la risa de las víctimas, lo que me hace extremadamente feliz.Ustedes ven: ¡Están haciendo un gran trabajo!
Son todas esas experiencias que viven los voluntarios a lo largo de los años, que permiten que ellos puedan empatizar con las emociones e historias de las personas afectadas por todo tipo de desastres. Es por eso que creemos firmemente que el poder del amor y la compasión es lo que mueve los corazones de todo el mundo. A medida que buscamos valor en la compasión y la sabiduría, la respuesta es apreciar el poder de aprender y crecer desde el fondo de nuestro corazón.
La energía del amor es bidireccional. Puede reparar las vidas rotas de las víctimas; y al mismo tiempo, puede ayudar a los voluntarios a crecer espiritualmente. Foto/Jing Jia Ning
