Escrito por Iris Chiou
Traducido (Inglés) por Julienne Chi
Traducido (Español) por Hernán Goicochea
Editado por Maribel Suárez
En Nueva York, la propagación de COVID-19 se ha controlado lentamente, desde que el brote descendió por primera vez en marzo de este año. Sin embargo, persisten los problemas, que se derivan de personas afectadas por esta pandemia. Las consecuencias económicas han afectado gravemente la situación laboral y la vida diaria de muchas personas con de bajos ingresos.
Cuando el estado permitió, que los negocios reabrieran por etapas, la oficina de Tzu Chi USA, reanudó su distribución semanal de frutas y verduras frescas a los miembros de la comunidad, que lo necesitaban. Además de repartir bolsas de víveres, los voluntarios hicieron entregas de alimentos a domicilio a las personas de la tercera edad, que viven solas o no pueden asistir a las distribuciones.
Cuidando a las personas de tercera edad que viven solas
La “tía” Wang, quien tiene más de ochenta años, y vive sola, de vez en cuando se sienta al frente de su casa, para ver a los vehículos pasar por la autopista. Aunque está muy ansiosa por salir a pasear, por ahora, solo camina en el jardín de su casa. “Mis pies no pueden caminar muy bien. Me caí en el patio trasero la última vez “, dijo.
Hace dos años, la tía Wang perdió la función completa de sus pies debido a un derrame cerebral. Sus pasos tambaleantes, no solo la dejan imposibilitada de moverse correctamente, sino, que también hacen, que su vida se vuelva más difícil mientras continúa en marcha la pandemia. La imposibilidad de salir le impide ir al supermercado a comprar alimentos y artículos de primera necesidad. En este momento, es fundamental, que los voluntarios de Tzu Chi lleven bolsas de alimentos a su casa.
Los voluntarios San San y Eric Chiang – quienes son esposa y esposo – conducen habitualmente por el área metropolitana de la ciudad, para entregar frutas y verduras a los hogares de las personas de tercera edad que viven solas. La tía Wang es una de las beneficiarias, y cuando sabe que los voluntarios vienen a visitarla, los espera ansiosamente dentro de su casa.
Durante una visita, los voluntarios preguntaron: “¿Cómo has estado últimamente, tía Wang?” Como respuesta, la tía Wang dijo: “Me siento mal porque tienes que venir hasta aca”. Sin embargo, ella se sentía feliz de que vinieran. Además de llevarle una bolsa llena de arroz y verduras, San San, no se olvidó de preguntarle sobre su situación actual. El cariñoso cuidado de la voluntaria hizo, que se dibujara una gran sonrisa en su rostro.
San San Chiang conoció a la tía Wang a través de una compañera, la voluntaria Ashley Ho, quien ha sido su vecina durante más de 30 años. Y, durante la visita, San San compartió que la tía Wang también había sido partidaria de Tzu Chi desde hace mucho tiempo. Todos los años, teje numerosas bufandas, para donar durante los eventos de distribución en invierno, ayudando a muchas familias desfavorecidas.
Hace unos años, el esposo de la tía Wang falleció y luego ella sufrió un derrame cerebral mientras vivía sola en su casa. Dos de sus hijos residen en Taiwán, mientras que su hijo menor trabaja en la ciudad y suele visitarla semanalmente, pero no ha podido hacerlo con regularidad debido a la pandemia.
Muchas personas de tercera edad, que viven solas en los Estados Unidos son bastante independientes, pero la incertidumbre de la pandemia ha causado temor en sus corazones. Estas son las personas que los voluntarios de Tzu Chi necesitan ayudar y cuidar más.
San San Chiang, Voluntaria de Tzu Chi
Expandiendo su amor a la comunidad
Desde que estalló el brote en marzo, ambos San San y Eric Chiang han estado más ocupados de lo usual. “Casi todos los días salimos alrededor de las 9 AM y regresamos alrededor de las 5 o 6 PM. Originalmente pensé que estaría más relajado después de jubilarme. No más ocupado, que cuando estaba dando clases “, dijo Eric Chiang con una sonrisa, mientras buscaba la siguiente dirección de entrega.
Los voluntarios San San y Eric tienen más de 60 años de edad. Aun así, después de presenciar las circunstancias de muchas personas de la tercera edad, que viven solas y familias vulnerables, ambos se ponen mascarillas, utilizan equipos de protección personal y entregan personalmente suministros de alimentos a los necesitados. “¡Esta es nuestra misión!”, explica Eric, sonriendo ampliamente.
Luego, su sonrisa se desvanece mientras respira hondo y comparte: “Nuestros hijos no nos dejan visitar a nuestros nietos, porque les preocupa que estemos corriendo riesgo y podamos traer el virus a la casa. Pero si no lo hacemos, ¿quién lo hará? “
Cuando piensas en las personas de tercera edad que viven solas o en las familias vulnerables, asustadas y hambrientas en sus hogares, lo único que sacrificamos es algo de tiempo que pasamos con nuestra familia, que no es mucho. ¡Estoy agradecido de poder seguir sirviendo durante este tiempo!
Eric Chiang, Voluntario de Tzu Chi
Cuando regresan a casa después de la entrega de víveres, la pareja de jubilados saludan a su linda nieta desde afuera de la ventana. Este breve encuentro lo consideran como un mayor consuelo después de un día agotador. Para tranquilizar a la familia, también se quitan la ropa por la puerta lateral – para luego lavarlas – y se dan un baño de la cabeza a los pies.
San San comparte: “Soy una enfermera jubilada y he visto la vida y la muerte a lo largo de mi trabajo. Quizás porque habiendo trabajado en el campo de la medicina, no tengo miedo de enfrentarme a enfermedades. Siempre que esté bien protegida, puedo completar mi misión con tranquilidad “.
Mientras que algunos voluntarios, como San San y Eric Chiang, entregan alimentos directamente a los domicilios de personas de tercera edad y familias vulnerables, en la oficina de Tzu Chi Nueva York, otros están distribuyendo los alimentos desde allí.
Reanudando las distribuciones de frutas y verduras
Tras la reapertura gradual de varios negocios a finales de mayo en Nueva York, la oficina de Tzu Chi reanudó sus distribuciones semanales de frutas y verduras todos los viernes, a partir del 12 de junio.
Mientras que las empresas recién están comenzando a reabrir, todavía hay muchas personas sin ingresos. Por eso, y por otras razones, la cantidad de personas que recibieron frutas y verduras aumentó en comparación con el periodo anterior a la pandemia. Además, para asegurar las medidas preventivas, el método de distribución se ajustó a las regulaciones implementadas por el estado.
En los días de distribución – en punto, 9 de la mañana – muchas personas se encontraban alineados en una fila, esperando bajo un sol abrasador y obtener un número. Los voluntarios de Tzu Chi, instruyeron pacientemente a cada persona en su proceso de registro, mientras les recuerdan la hora de recoger los alimentos. Esta medida de emisión de números evita que una multitud se agrupe, y dispersa a los beneficiarios a diferentes franjas horarias.
“Número 143, venga conmigo”, dijo la voluntaria Teresa Fang mientras guiaba a un beneficiario. Al mismo tiempo, calmando su temor de que se agoten los víveres, y no pudieran conseguir los alimentos. Desde que se reiniciaron las distribuciones, Teresa ha estado a cargo de orientar a los beneficiarios. Al recordar ese primer día, dijo: “La escena de ese día, era como un muelle abarrotado de personas esperando ser rescatadas, temiendo no conseguir un asiento en el bote de rescate”.
Recalling that first day, she reluctantly said, “ The scene that day was like a pier crowded with people waiting to be rescued, fearing that they won’t be able to get a seat on the rescue boat.”
“La pandemia ha provocado que los precios suban. Muchos no han vuelto a trabajar y no tienen ingresos. Una caja de frutas y verduras puede alimentar a una familia durante varias comidas. Al ver una situación así, como voluntaria de Tzu Chi, debemos atenderlos con compasión y paciencia ”.
Teresa Fang, Voluntaria de Tzu Chi
A las 10 de la mañana, comenzó la distribución de alimentos. En lugar de permitir que los beneficiarios ingresen a la oficina como en el pasado, los voluntarios llevaron cestas de frutas y verduras a la acera para que los recojan allí, minimizando así el contacto.
Debido al impacto que ha tenido la pandemia, muchas personas se encuentran desempleadas, resultando en una reducción de sus ingresos. Por lo tanto, la distribución de frutas y verduras es aún más importante, porque ayuda a reducir significativamente su presión económica. En los primeros tres meses desde que comenzó la pandemia, 522 voluntarios de Tzu Chi participaron en la distribución de 3.624 porciones de alimentos.
La pandemia está lejos de terminar y seguiremos enfrentándonos a los problemas económicos y los medios de subsistencia que ha causado . Tzu Chi USA espera llegar a 500.000 personas. Cada persona, que done haga una donación de por lo menos USD $10 dólares, podemos recaudar USD $5 millones de dólares, para poder ayudar – a mediano y largo plazo – a entregar suministros esenciales a los más necesitados. ¡Siempre que tengamos la determinación y la fe, podemos hacerlo!
El amor despierta la compasión y disipa el miedo. ¡Unamos nuestras fuerzas! Ayúdenos a empoderarnos con los recursos para hacer más. Agregue su amor a la campaña Unidos en la Distancia: En El Largo Camino de Compasión, de Tzu Chi USA.