
Adaptado al español por: María Pacheco Valles
Editado por: M. Carolina Saheli
En julio de 2021 dos edificios residenciales ubicados en el sur de Seattle fueron consumidos por las llamas. Un voraz incendio obligó a los residentes de The Hanover y Maple Crest a abandonar sus hogares para salvar sus vidas. Sin embargo, durante esta tragedia tres personas murieron. Dos semanas después del incidente, los voluntarios de Tzu Chi en Seattle buscaron a las familias afectadas e hicieron entrega de paquetes de ayuda, así como de tarjetas de débito prepagadas, brindando un poco de alivio a los sobrevivientes.
La misión de la Fundación Budista Tzu Chi es aliviar el dolor en la vida de aquellos que pasan por momentos especialmente duros y convertir la compasión en acción. Por esto, cuatro meses después del incendio, los representantes de la fundación contactaron nuevamente a las familias afectadas para conocer la situación actual y así poder colaborar con suministros que realmente sean de ayuda en la nueva vida que tratan de construir.
Con la participación de otros integrantes de la comunidad, los representantes de Tzu Chi pudieron recolectar suministros para entregar a los sobrevivientes del incendio. Tras días de trabajo y organización, el 4 de diciembre Tzu Chi realizó una distribución en el Centro Comunitario de Tukwila, donde se hizo entrega de paquetes de ayuda y tarjetas de débito prepagadas.

Además de utensilios de cocina, ropa, papelería y otros suministros necesarios para los sobrevivientes, los integrantes de Tzu Chi también prepararon osos de peluche, muñecas y calendarios para entregarles a los niños como regalo en Navidad. Al igual como flores y pan dulce para los adultos, así llevando un poco de luz en las fiestas decembrinas.
“Las familias estarán muy felices al recibir estos pequeños detalles de Navidad. Porque los hicimos con todo el amor que nos mueve. Espero que todos tengan una linda Navidad”, expresó Meiyun Zhang, voluntaria de Tzu Chi.

En total asistieron 22 familias a la entrega de regalos organizada por Tzu Chi. Todos se mostraron agradecidos con los voluntarios a quienes conocían desde la primera vez que ayudaron después del incendio.Los sobrevivientes compartieron sus experiencias con los representantes de Tzu Chi y expresaron lo retador pero satisfactorio que ha significado la reconstrucción de sus vidas.
Suzzette Auimatagi, fue una de las sobrevivientes que participó en la distribución. Para ella empezar de cero ha sido difícil, pero no imposible. Suzzette es una madre soltera que ha mantenido dos trabajos y al mismo tiempo completó sus estudios como asistente de enfermería. Suzzette mostró su agradecimiento con Tzu Chi.

“Hoy he recibido una gran bendición. Agradezco que Tzu Chi me haya ayudado a darle una alegría a mis dos hijos, ambos estarán muy felices cuando vean la sorpresa”, comentó Suzzette.
Vale la pena destacar la valentía mostrada por Clinton Buston, quien vivía en Maple Crest y a pesar que su edificio fue destrozado por las llamas, él corrió hasta Hanover para ayudar a sus vecinos. Clinton y Angela Mills, su prometida, han vivido momentos difíciles desde el incendio. Tardaron casi cuatro meses en conseguir otro lugar donde vivir, y no estaban preparados para enfrentar el frío del invierno porque la ropa que tenían terminó quemada.

Durante la distribución, Clinton y Angela recibieron ayuda monetaria, ropa y una Alcancía de Bambú . “Todos los días cuando volvamos a casa del trabajo, pondremos monedas en la alcancía para llenarla de esperanza de retribuir a la sociedad”, dijo Angela.
Tzu Chi es realmente admirable y nuestra gratitud está más allá de las palabras. Gracias por su compañía y sentirnos como estar en una gran familia.
Clinton y Angela, familia afectada

Más allá de las palabras, con Tzu Chi la compasión se convierte en acción, acción que mueve a las personas que entran en contacto con la fundación, así como es el caso de Brian Alabarda.
Brian es un sobreviviente del incendio de estos edificios y quien decidió convertirse en voluntario de Tzu Chi. “Pude conocer de primera mano la ayuda que brinda Tzu Chi a la comunidad. Cuando me llamaron para hablarme de esta actividad no dudé en querer ser parte de la organización y así poder colaborar donde se necesite”, comentó Brian, quien encontró una nueva casa seis semanas antes del evento. Agregó que reconstruir una nueva vida no ha sido fácil ni psicológicamente ni materialmente, pero Brian tiene fe en que todo estará bien.

Los voluntarios de Tzu Chi han vivido de cerca la evolución que han experimentado todas estas familias, quienes a pesar de haber perdido todo, siguen luchando con confianza, y agradecidos. Aún quedan muchos obstáculos que superar para estas personas, pero con la ayuda de Tzu Chi y de todo aquel que desee colaborar, el camino será más bonito de recorrer.