La Fundación Tzu Chi y el éxito que vienen de sus clínicas médicas no se basan en el valor monetario. Sino, en la colaboración entre voluntarios y los equipos médicos quienes trabajan juntos para llevar a cabo el cuidado atento a las comunidades de personas desfavorecidas.
Cuando Tzu Chi estableció la clínica médica ecuatoriana número quinta, localizado en el cantón de Santa Ana, la camaradería entre los médicos voluntarios de TIMA (Asociación Médica Tzu Chi, por sus siglas en inglés) y los médicos locales fue muy evidente. Ambos grupos trabajaron juntos a la perfección con el solo objetivo de garantizar que se cumplan las necesidades médicas de aquellas personas de esa comunidad.
Los voluntarios empezaron por recibir a los residentes, dándoles la bienvenida apenas entraban a la clínica. No solo eso, además proporcionaron formularios, y les dieron instrucciones de cómo llenarlos antes de tomar los signos vitales.
Si hay algo que une a los voluntarios de Tzu Chi, es la simple razón de ayudar a otros, con amor y compasión. Al proporcionar ayuda y guía para aquellas personas que buscan atención médica, les trae una enorme alegría saber que están haciendo un bien para la humanidad.
Ese mismo ejemplo, llamó la atención de muchos doctores que residen en la zona, animándolos a que también ofrezcan sus servicios de voluntariado.
Una de nuestras misiones principales es trabajar con médicos locales, introducir a ellos el espíritu de Tzu Chi. Hoy, pueden ver que no tengo que estar viendo a pacientes porque, gracias a Dios, tenemos muchos médicos voluntarios que vienen de la zona.
Stephen Denq, Médico Voluntario, Asociación Médica Tzu Chi (TIMA)
Al trabajar juntos, ambos grupos de médicos voluntarios atendieron muchas dolencias, entre otras necesidades médicas. Además, pudieron recolectar información sobre los hábitos nutricionales de los pacientes, por el cual les ayudará para visitas en el futuro. Sobre todo, ayudar a los pacientes para que lleven vidas saludables
Entre la multitud de pacientes quienes fueron a la clínica de Santa Ana, pudieron remediar muchas situaciones médicas. Desde proporcionar pastillas para la presión alta a una paciente hasta administrar inyección para reducir el dolor crónico en la rodilla de otro, hasta recetar un antihistamínico para las alergias de una muchacha joven.
Sentía como unos dolores, atrás en la espalda, en la columna [vertebral]. Me han puesto unas agujas, pero he sentido alivio. Aquí vemos bastantes personas que necesitan. A veces no hay el dinero para ir al médico. Estamos muy agradecidos de que vengan ellos a ayudar.
Amelia Tejena, Residente de Santa Ana
Para ambos grupos de médico voluntarios, el simple agradecimiento de sus pacientes sirven como forma de pago. Y para todos los voluntarios dentro de la fundación, sirven como forma de regalo, ya que muestran y enseñan la importancia del desinterés al tratarse de ayudar a otros.
Ellos te mueven a ayudar con todo lo que tienes. Con tus recursos, todos tus conocimientos, no necesariamente con dinero tu puedes ayudar. Puedes ayudar de muchas maneras.
Adriana Perdomo, Enfermera y Voluntaria Local