#MiMascarillaMiHistoria: “¡Tengo que hacer algo!”

Región Noreste  |  9 Septiembre, 2020
Lina Lam (arriba) dispuso que las viseras protectoras de plástico transparente (arriba a la derecha), fueran fabricados y enviados a los Estados Unidos. Su sobrino (mitad derecha), y un trabajador de bioseguridad del hospital en Vietnam (abajo a la derecha), usan los mismos protectores faciales de plástico transparente con banda azul, distribuidos por los voluntarios en California.

Parte de nuestra campaña Unidos en la Distancia, #MiMascarillaMiHistoria incluye una colección de historias de personas, que de alguna manera han sido impactadas muy de cerca con la pandemia de COVID-19. Las vivencias son contadas por quienes las experimentaron. También por los que se ofrecieron como voluntarios, los que donaron y los que recibieron ayuda de parte de Tzu Chi.

Traducido por Hernán Goicochea
Editado por Maribel Suárez

“Fue en el momento en que se conoció la noticia de que el Hospital de Elmhurst tenía grandes problemas con el equipo de protección personal (EPP) … leer cosas sobre cómo tenían que traer camiones para los cuerpos y ver fotografías de ellos realmente me afectó psicológicamente. Recuerdo que me sentí muy desesperado, muy desamparado, y eso me llevó a pensar, ‘Tengo que hacer algo’. Simplemente no sabía qué”.

“Recuerdo que la gente decía ‘puedes hacer máscaras faciales’, pero ¡Soy pésimo cosiendo! Así que comencé a informarme sobre otras maneras en las que podía ayudar. Pero las imágenes me habían afectado y quería colaborar en el problema específico de escasez de EPP”.

“Estaba conversando con mi papá sobre eso… y mi papá dijo que quería enviarme desinfectante, mascarillas y protectores faciales. A lo cual le conteste: “No lo necesito. Otras personas lo necesitan’’. ‘’Le pregunté , quiere enviarme protectores faciales, ¿dónde los consigue?’’ Resulta, ser que mi hermano, es dueño de una fábrica de acrílico en Vietnam, había cambiando la producción en ese momento, para fabricar protectores faciales y donarlos a los hospitales locales, por un tiempo. Era una buena idea: si pudiera conseguir algo aquí, aun en pequeñas cantidades, podría ayudar”.

“Empecé a conversar un poco más con mi hermano, para averiguar cómo podía organizar el envío…, especialmente porque había restricciones en los suministros médicos en ese momento. Resulta que puede enviar, si es una cantidad pequeña, a través de canales comerciales. Mi hermano dijo estar feliz al asumir los costos de fabricación. Pero resulta que el envío cuesta más que su fabricación”.

“Había opciones muy limitadas de envío; hacerles llegar protectores faciales (en forma de escudos) en las (propias) manos de las personas que más rápido los necesitan era lo más caro. Me costó 250 dólares enviar solo 100 protectores faciales, así que estaba haciendo cálculos en mi cabeza”.

“Al mismo tiempo, mis préstamos estudiantiles estaban diferido (temporalmente), y yo solo iba a seguir pagando. Pero, si pudiera usar ese dinero para pagar el envío, podría lograr hacer varios envíos. Luego, mi padre y mi hermana quisieron contribuir. Fuimos capaces de hacer múltiples envíos.”

Pero luego, comencé a pensar, ‘Está bien, entonces, ¿cómo podría poner (EPP) en las manos de las personas que lo necesitaban, sin pasar por procesos que causarían más demoras?’ Pregunté a través de mis redes, en el trabajo y a través de amigos. Finalmente, hablé con Nancy Wei [gerente de contenido del sitio web en Tzu Chi USA] y su compañía estaba coordinando las donaciones de EPP en varios hospitales. Le pedí que me pusiera en contacto con Kevin Wong [quien dirige todas las donaciones y distribuciones de PPE en Tzu Chi Medical].

“También pude ponerme en contacto con alguien del Centro Oncológico Memorial Sloan-Kettering, y ellos también estaban felices de recibir donaciones, así que organicé dos envíos para ellos y para [Tzu Chi] … Ser amigo de Nancy , sé que su trabajo siempre es estar en primera fila para ayudar a las personas cuando hay un desastre … Sabía que [Tzu Chi] era una organización en la que podía confiar y tener esa conexión personal, me dio tranquilidad.”

“Y estoy feliz de que (los EPP) hayan llegado a las personas que más lo necesitaban.”

Los protectores faciales que Lina Lam, gerente de mercadeo y desempeño con sede en Nueva York, donó a Tzu Chi USA se distribuyeron entre varias instituciones, en las que se incluyó el Instituto Ortopédico para Niños, City of Hope, Marian Regional Medical Center y otros. TzuChi agradece la compasión de personas que al igual que Lina, hicieron su contribución en un momento de crisis, dolor y gran incertidumbre. A medida que la pandemia continúa, seguimos llevando equipo de protección personal a instituciones, grupos e individuos en todo el país. Para asegurarnos de que podemos continuar, y para ver la colección #MyMaskMyStory completa, haga clic en el botón de abajo.

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