Escrito por Pheel Wang
Traducido por Hernán Goicochea
Editado por Maribel Suárez
En los EE.UU., las escuelas públicas o particulares, la administración se llena con montones de textos escolares que no se utilizan en las aulas (quizás ‘por ser ediciones anteriores o reemplazados por otros avances tecnológicos). Aunque, sirven de gran valor para otros institutos educacionales u organizaciones. Este fue el caso de la Escuela Primaria Tzu Chi, en Walnut, California. Debido a una reforma educativa iniciada por el gobierno estadounidense, la escuela recibió libros nuevos. Pero, el personal, se preguntaba, ¿Qué hacer, con más de 600 libros de ediciones anteriores, en excelente estado?
La escuela reconoció que los libros aún tenían valor y contribuyen al aprendizaje de muchos niños, que no debían simplemente desecharse, sino conservarse en el corazón y la mente de otros niños. Con esa ideología en mente, fue que la Escuela Primaria Tzu Chi en Walnut decidió donar los libros a una escuela en México, la cual Tzu Chi, actualmente se encuentra ayudando a reconstruir.
En septiembre de 2017, un terremoto con magnitud de 7,1 grados impactó México, causando graves daños en los estados de Puebla y Morelos, al igual que en la área metropolitana de la capital – Ciudad de México. En respuesta, los voluntarios de Tzu Chi, se movilizaron rápidamente hacia las áreas de los desastres, llevando a cabo una misión de evaluar la gravedad de los daños, organizar distribuciones a largo plazo de alimentos y suministros, realizar eventos de brigada médica y lanzar el programa Efectivo-Por-Alivio. Después de brindar ayuda, los voluntarios preguntaron directamente a los miembros de la comunidad de Jojutla – una pequeña ciudad ubicada dentro de Morelos – de que manera podrían continuar ayudando. Como respuesta, ellos expresaron sus sinceras esperanzas de revitalizar la educación. Fue entonces, que Tzu Chi inició su campaña para continuar brindando alivio a largo plazo en México; con la reconstrucción del Instituto Morelos – escuela particular de media superior.
Mientras que el Instituto Morelos permanece bajo reconstrucción, el personal de la Escuela Primaria Tzu Chi en Walnut aprovechó el tiempo para hacer la donación. Pero, se presentó un dilema: ¿Cómo poder empaquetar casi 700 volúmenes, que pesan alrededor de 400 libras y transportarlos casi 2.000 millas a otro país, en medio de una pandemia mundial? La respuesta, se encontraba en una colaboración entre los voluntarios de Tzu Chi y tres individuos: Amy Liu y Katrina Zhang, dos estudiantes de la Escuela Tzu Chi, y la Hermana Marta, directora de la escuela secundaria Morelos en Tijuana, México.
Un medio de conocimiento
Amy Liu, una estudiante de segundo grado en la Escuela Primaria Tzu Chi, dibujó un árbol con libros que parecían como hojas brotando, junto con frases bilingües, para transmitir su mensaje de amor y buenos deseos. Ofreciendo su propio estilo artístico, también estaba Katrina Zhang, la compañera de clase de Amy. Katrina, lleva por dentro el corazón de un pintor, y en su tarjeta de felicitación, salpicó todo tipo de tonos vibrantes, con el fin de poder levantar el ánimo de quien lo reciba. “Hice esta tarjeta a mano para enviarla a los estudiantes en México”, explicó Katrina.
El equipo educativo de Tzu Chi, junto con los representantes estudiantiles de la escuela, pasaron aproximadamente dos meses clasificando cuidadosamente los libros de texto. El peso combinado de los envíos llegó hasta 400 libras, y dentro de cada caja, se encontraban estos cordiales saludos elaborados por los estudiantes de la Escuela Primaria Tzu Chi.
“Debido a la reforma educativa iniciada por el gobierno de los Estados Unidos, todavía tenemos un lote de libros de texto, que no se pueden usar”, dijo Judy Chuck, subdirectora de la Fundación Educativa de Tzu Chi USA. Su equipo discutió nuevas ideas sobre cómo extender la vida de estos libros.
“Judy, me llevó al sótano donde estanterías llenas de libros, se alineaban a lo largo de toda la pared”, dijo Gina Shih, bibliotecaria. Al ver las estanterías, inmediatamente Gina recordó a Morelos. “Mi vocación como bibliotecaria me dice que, como medio de conocimiento, un libro debe seguir desempeñando su función según lo previsto. Si no está aquí, irá donde todavía pueda encontrar su valor. Donemos estos ejemplares. Martin Kuo, coordinador para la reconstrucción de la escuela en México, estuvo de acuerdo, para que el hardware de una escuela tenga sentido, se necesita un software al cual un libro es el equivalente “. Una vez que tomaron la decisión de donarlos, estos libros comenzaron su trayectoria.
California, Dinamarca y México
Martin Kuo, el voluntario de Tzu Chi, responsable de coordinar la ayuda en casos de desastres en México, se puso en contacto con Sara Kao, otra voluntaria, que vive en Dinamarca y habla español, para coordinar la logística del envío. Días después, Sara ayudó con la traducción – de manera virtual – mientras hablaban acerca de la donación de libros con la Hermana Marta, presidenta del Instituto Morales en Jojutla. La hermana se encontraba feliz de recibir la donación de libros para el instituto.
Martin, estaba muy agradecido, porque su deseo, se hizo realidad, “el dueño de una empresa de camiones, ofreció ayudar e inmediatamente vino esa misma noche a recoger los libros del campus; un total de 21 cajas con 642 libros de texto “. Al día siguiente, un sábado, comenzó a conducir antes del amanecer, cruzando la frontera por San Diego y también ayudó con el proceso de desaduanización. Al mediodía, su camioneta había llegado a una institución religiosa en Tijuana, y la iglesia los trasladó a su propio vehículo de transporte que llevó los libros de texto a Jojutla.
Gracias por los libros de texto y esperamos leerlos cuando la escuela termine la construcción.
Muchas gracias por los libros de texto que Tzu Chi donó a nuestra escuela. ¡Fue muy generoso! Y espero conocerlo algún día.
Después de pasar por un proceso de comunicación y envío a México, los libros de textos escolares, se entregaron con éxito, gracias a la colaboración entre el personal educativo y estudiantes de la Escuela Primaria Tzu Chi en Walnut, los voluntarios Tzu Chi en México y el personal del Instituto Morelos. Además, la entrega fue posible gracias a la ayuda de la empresa de transporte. A pesar que la pandemia de COVID-19 aún continúa, esto no fue un obstáculo, para transmitir el amor y la compasión.
