Hacer un inventario de nuestra vida y crear diligentemente bendiciones

Recientemente, he estado alentando a todos a hacer un inventario de sus vidas y mirar hacia atrás a lo que han hecho. Al mirar hacia atrás en mi propia vida, encuentro que mi mayor logro, y por lo que estoy más agradecida, es que todos ustedes comparten mi misión, caminando por el camino de Tzu Chi durante más de cincuenta años. La vida se desvanece con cada segundo. Como hay tanto sufrimiento en este mundo, debemos dar amor al mundo. Al traer luz a la vida de todos, podemos disipar la oscuridad de este mundo y sacar todo el potencial de nuestra vida.

En Filipinas, hemos visto que los residentes en la isla de Bohol, y en Zamboanga y otros lugares, tienen situaciones de vida difíciles. Además de eso, la pandemia de COVID-19 ha empeorado la situación. Por ejemplo, muchos terapeutas de masaje con discapacidad visual han perdido oportunidades de trabajo. Los conductores locales de triciclos y jeepney tienen que mendigar para ganarse la vida, habiendo perdido ingresos turísticos.
Los voluntarios de Tzu Chi no podían soportar ver esto, por lo que reunieron el amor del público para ayudarlos. La gente sintió el amor de Tzu Chi, y para expresar gratitud, algunos tomaron la iniciativa de correr la voz en sus tiendas locales. Dijeron: “Este es Tzu Chi. Esta organización hace muchas buenas obras”. Incluso aquellos que tenían poco dinero estaban dispuestos a donar a las alcancías de bambú. Algunos incluso comenzaron a recaudar fondos o promover el vegetarianismo, siguiendo el ejemplo de nuestros voluntarios.

Estoy agradecido por los voluntarios de Tzu Chi en Filipinas. Aunque son pocos, se dedican a ayudar a los necesitados. Desde el año pasado, han distribuido materiales a más de 200.000 hogares. Aunque no podemos proporcionar toda la ayuda que necesitan, los destinatarios pueden sentir la calidez en los corazones de nuestros voluntarios, y están agradecidos por el apoyo. Los empresarios locales también han ido voluntariamente a áreas remotas para ayudar a otros. De esta manera, han movido a muchos otros a unirse a ellos para dar con un corazón de amor.

Dar no es solo el privilegio de los ricos. Cualquiera que esté dispuesto puede dar, y el amor nunca se acabará. De hecho, cuanto más damos, más ricos nos volvemos; cuanto más dedicados somos, más alegría del Dharma sentimos. Si alguien dice: “Mi vida es difícil. ¿Cómo ayudo a los demás? Podemos compartir la historia de cómo las personas pobres en Myanmar contribuyen a su “alcancía de arroz” todos los días y alentar a las personas a “comer hasta el ochenta por ciento y ahorrar el veinte por ciento para ayudar a otros”.

Si todos solo se enfocan en ayudar a los demás y crear bendiciones, ¿cómo podría haber personas en la pobreza? ¿Cómo podría la gente seguir peleando por las cosas? ¿Cómo podría el mundo no estar en paz? Si diligentemente damos nuestro amor, competimos por la bondad y dejamos de entregarnos a las cosas materiales, más personas se salvarán.

Al hacer un inventario de nuestras vidas, vemos que, si hemos podido ayudar a los demás, entonces somos verdaderamente bendecidos; nuestras vidas son verdaderamente valiosas y dignas de alabanza. Sin embargo, cuando solo unas pocas personas están haciendo el bien, nuestra fuerza es limitada. Por lo que debemos unirnos y reclutar Bodhisattvas Vivientes en este mundo. Debemos alentarlos a que tomen medidas, ahora y en el futuro. Espero que todos formen aspiraciones y hagan votos. Lo que esperamos no es dar mucho, sino que los corazones de las personas se vuelvan hacia la bondad. Donde hay bondad, habrá bendiciones. Con bendiciones, podemos mitigar los desastres.

No nos preocupemos por lo pequeñas que puedan ser nuestras buenas obras. Una vez que comencemos y animemos a otros a unirse a nosotros, acumularemos pensamientos buenos, recursos y fuerza; gota a gota, convergerán en un río que puede seguir alimentando a los seres sintientes. Cuando la bondad se acumula en la sociedad, esta energía puede proteger y traer paz al mundo.