Creando Amor en Cada Segundo

La celebración del Año Nuevo Lunar es una tradición cultural china muy importante. Es el momento en que la gente despide el año viejo y da la bienvenida al año nuevo. Para los voluntarios de Tzu Chi, es el tiempo en que todos suelen regresar a la Morada de Jing Si con un corazón de alegría. Sin embargo, este año es diferente. A las personas que regresan del extranjero se les exige ponerse en cuarentena durante más de 20 días, lo que es bastante tiempo. Por eso la gente ha pospuesto sus viajes.

Durante la celebración de este año, todavía necesitábamos observar el distanciamiento social en la Morada. Aunque había distancia física entre las personas, nuestras relaciones, basadas en la esencia del Dharma, todavía estaban estrechamente conectadas, y seguiamos siendo muy cercanas de corazón.

Nuestras conexiones con el Dharma se conectan a través de innumerables vidas, expresadas a través de nuestras aspiraciones y votos comunes. Ya que con atención y diligencia prometemos caminar por el Camino del Bodhisatva, tenemos un “amor despierto”. A través de este amor puro y desinteresado, podemos extender nuestras conexiones a lo largo y ancho.

El Buddha Dharma nos enseña a mantener fervientemente nuestras mentes puras y un amor desinteresado con los demás. En este mundo, cada persona tiene un viaje diferente. Así es el mundo. Tuve videoconferencias con voluntarios de Tzu Chi en Jordania y Turquía y ví que los niños eran adorables. Aunque su lenguaje es diferente al nuestro, oramos por lo mismo. Oramos por el gran amor que trae paz. Los voluntarios también cantaron la canción “Una familia”. La melodía y el ritmo eran muy familiares y pudimos cantar juntos. Los voluntarios de Tzu Chi en todo el mundo son una gran familia.

La cualidad más pura y sincera que todos compartimos es el amor. En el Buddha Dharma, este concepto común de amor se captura en la palabra compasión. La fe  protestante y católica enseña sobre “benevolencia” y “caritas”. Ambos se basan en el concepto de amor, el rasgo de carácter más valioso del ser humano. Recientemente, a menudo he hablado de “hacer un inventario de nuestras vidas.” ¿Cuánto amor tenemos en nuestras vidas? ¿Es este amor que hemos recibido, o el amor que hemos dado? Debemos tener gratitud y corresponder al amor que hemos recibido. Siempre debemos de estar agradecidos y buscar todas las oportunidades para retribuir.

¿Cómo retribuimos al mundo? No podemos hacerlo solos. Se necesita un grupo de personas comprometido para hacer la diferencia. Si no somos capaces de bendecirnos unos a otros, si somos capaces de conectar este mundo de ocho mil millones de personas con un gran amor, independientemente de nuestras diferencias y creencias, podemos convertir la Tierra en una tierra pura.

Tzu Chi se estableció hace cincuenta y seis años. Hay muchas cosas y personas por las que estar agradecido. Cada día comienza con el segundo después de la medianoche. Hay 86.400 segundos al día, y deseo paz en cada segundo. El tiempo pasa segundo a segundo y necesitamos crear amor en cada segundo. Si cada segundo está lleno de amor, entonces realmente tendremos “una tierra pura en la Tierra”. Esta también será una tierra pura de Bodhisattvas.

En este momento estamos celebrando el Año Nuevo Lunar. Queridos bodhisattvas, debemos hacer votos constantemente. El Buddha Dharma habla de “grandes votos”, lo que significa que nuestros votos deben de ser grandes. Nuestros “votos” deben de ser inseparables del amor, y “el poder de nuestros votos” es dar con amor. Prometemos liberar a incontables seres sintientes, eliminar infinitas aflicciones y alcanzar la insuperable budeidad. Cuando cada uno forme grandes aspiraciones en su mente, se acomode todo en el mundo, y demos con gran amor, el mundo será hermoso. Espero que haya más bodhisattvas. Cuando muchas más personas se reúnan, el mundo estará en paz.