Escrito por Daphne Liu
Traducido por Hernán Goicochea
Editado por Maribel Suárez
NUEVA YORK – Es raro pasar una primavera en Long Island sin celebrar el desfile anual de autos antiguos, una tradición que ha estado sucediendo durante décadas. Sin embargo, la festividades de este año tomaron un tono más honorífico.
El domingo 19 de abril, autos clásicos pasaron en fila por varios hospitales con fin de animar a los trabajadores de salud mientras se encontraban completando sus labores. Al mismo tiempo, voluntarios de la fundación Tzu Chi Long Island se encontraban brindando alegría a su manera: a través de donaciones de equipos EPP (equipos de protección personal) y bolsas con víveres.
Un Grupo Operativo con una Misión Divina
Ese mismo día, los voluntarios de Tzu Chi Long Island se movilizaron desde su oficina en Oyster Bay para transportar cajas de mascarillas y latas de comida. Tony Liu, uno de los voluntarios, explicó que haran las entregas a cuatro localidades, diferentes, terminando en el lugar más lejano en el Condado de Suffolk.
Para Tony, le resulta difícil hoy en día ser voluntario, ya que debido a la pandemia se ve obligado a trabajar tiempo completo desde su casa durante la semana. Tony, al igual que muchos de sus compañeros voluntarios también se encuentran en la misma situación.
Ha pasado más de un mes desde el brote, y generalmente estoy ocupado trabajando desde casa todos los días de la semana. Es una rara oportunidad poder utilizar mi día libre, así que debo aprovechar cada oportunidad y hacerlo.
La primera parada fue en la Iglesia St. Anne’s R.C., ubicado en Brentwood y con quien los voluntarios han llevado una relación durante años. Ahí, todos los años la fundación organiza brigadas médicas y servicios de comidas calientes. Cuando hicieron la entrega de suministros, la Pastora Asociada Marge Baum les dio la bienvenida desde lejos, manteniendo los protocolos de distanciamiento social.
Los voluntarios descargaron cinco cajas de suministros. Dentro de cada, incluyeron alimentos enlatados, bolsas de arroz y naranjas, y 2.000 mascarillas quirúrgicas para la iglesia. Al mirar las mascarillas que habían en una de las cajas, Marge exclamó: “¡Esto es lo que más necesitábamos!”
Durante la entrega, Marge compartió que la familias en el área son predominantemente latinas y viven agrupados dentro de una sola casa, lo que aumenta el riesgo de contraer infección por el coronavirus. “Todos estábamos preocupados, pero ahora estas mascarillas los protegerán”, dijo.
El pastor Stan Wadowski también vino para agradecer a los voluntarios, luego de completar la primera sesión de misa esa misma mañana. Desde que entró en vigencia la orden de quedarse en casa, el pastor Stan se ha encargado de entregar suministros a las familias necesitadas. Pero, al hacerlo el voluntario de Tzu Chi Joe Chang notó que la iglesia no tenía un equipo EPP para ponerse.
Preocupado por su seguridad mientras el Pastor Stan realizaba obras de caridad, Joe consiguió un mono protector y una mascarilla N95 para que el lleve puesta. “Todos estamos aquí con una misión, pero primero debemos cuidar de nuestra salud y seguridad”, dijo Joe al pastor Stan.
Durante este tiempo crítico, la Iglesia Saint Anne's R.C. continuó sus servicios de distribución de alimentos, pero necesitaba educar a las familias de bajos ingresos sobre medidas preventivas. Las mascarillas médicas entregadas por Tzu Chi protegerán su salud y seguridad.
Protegiendo la Seguridad de los Socorristas
Luego de entregar suministros a la iglesia, los voluntarios Tzu Chi se trasladaron a su próxima parada: el Departamento de Policía del Condado de Suffolk en Yaphank. No hubo tráfico en el camino, por lo que resultó que los voluntarios lleguen temprano a la estación.
Esta donación en particular se llegó a realizar a través de una solicitud realizada por Josephine Liao, miembro del personal Suffolk PD (su nombre corto). Liao también es voluntaria de Tzu Chi, y al darse cuenta del volumen de mascarillas que necesitaban sus colegas, los oficiales, contactó a la fundación para pedir ayuda.
Afortunadamente, dos días antes acababa de llegar un camión que llevaba 490.000 mascarillas quirúrgicas. Aquel pedido fue adquirido por la Oficina Global Tzu Chi y distribuido a sus distintas oficinas en los EE.UU. Los voluntarios donaron 16.000 mascarillas quirúrgicas (de nivel 1) al Suffolk PD, uno de los departamentos de policía más grandes de la nación.
En el condado de Suffolk, hay 2.500 oficiales y 800 empleados que pertenecen al departamento de policías. Hasta ahora, solo 81 oficiales y 9 empleados administrativos han dado positivo por el COVID-19. De los cuales, sólo 43 se han recuperado y se encuentran de vuelta al trabajo. La comisionada Geraldine Hart junto a sus colegas agradecieron a Tzu Chi por la generosa donación.
Hacemos todo lo posible para garantizar la seguridad y la salud de todos los agentes de policía. Esto es muy importante, y tratamos de controlar la cantidad de agentes infectados. Creo que estas mascarillas traerán más seguridad.
Pero, había aún más. El Dr. Kenneth Liao, Director Ejecutivo Adjunto para la Oficina Regional Noreste, presentó la misión de Tzu Chi y mostró la calidad de las mascarillas médicas ante la comisionada Hart. “Estas mascarillas de nivel 1 compradas por la oficina global de Tzu Chi son de buena calidad, equivalentes a las de nivel 2 en los Estados Unidos. Esto permitirá que trabajen con más confianza”, dijo Liao.
Un Amuleto de Suerte para los Héroes
Después de entregar suministros al Suffolk PD, los voluntarios se dirigieron al Hospital St. Charles en Port Jefferson. Y en el camino, notaron que el desfile de autos clásicos se dirigía en la misma dirección. Sheena Chen, una voluntaria de Tzu Chi que trabaja en el área de rehabilitación para el hospital, nos contó su experiencia con COVID-19. Ella fue expuesta al virus a mediados de marzo y se recuperó, pero sabía que sus colegas no estaban recibiendo la protección que necesitaban. Por eso tocó base con su familia de Tzu Chi para hacer los arreglos.
Tengo mucha suerte de recuperarme de este coronavirus. Entiendo cómo es trabajar en la primera línea. Tener suficientes (equipos) EPP es como ser bendecido con un amuleto de la suerte.
Tzu Chi proporcionó al Hospital St. Charles 4.000 mascarillas quirúrgicas de nivel 1, y la Coalición de Practicantes Asiáticos-Estadounidenses (CAIPA, por sus siglas en inglés) con 500 mascarillas N95, 100 protectores oculares y 100 overoles. Además, 150 protectores faciales fueron donados por la Asociación Médica Internacional de Tzu Chi (TIMA, por sus siglas en inglés). Laura Beck, la vicepresidenta de rehabilitación, aceptó los suministros médicos donados en nombre del hospital. Ella se encontraba feliz de ver a los voluntarios Tzu Chi nuevamente al recibirlos con besos y abrazos a distancia.
Desde el fondo de mi corazón, gracias. Somos muy afortunados de que usted (Tzu Chi) haya proporcionado suministros médicos, lo cual es realmente una gran ayuda.
Luego, en el Hospital St. Joseph en Bethpage, ocurrió algo parecido. Al comienzo del brote, las mascarillas, los overoles y otros equipos de protección se estaban agotando.
A veces usábamos bolsas de basura para intubar a los pacientes. La escasez de (equipos) EPP, desde mascarillas N95 hasta quirúrgicas y los overoles protectores, todos se estaban agotando.
Después de haber recibido la donación de 100 mascarillas N95, 50 gafas protectoras y 50 overoles donados por CAIPA, el Dr. Chen expresó su agradecimiento.
Gracias por la donación de Tzu Chi y muchas organizaciones. El [equipo] PPE también ha estado llegando gradualmente. Aunque la pandemia es severa, los médicos continúan luchando contra el virus. Incluso ante una protección insuficiente, rescatar a los pacientes es nuestra prioridad.
Mientras el Dr. Chen conversaba con los voluntarios, el intercomunicador comenzó a sonar, indicando una emergencia. Un paciente se encontraba en estado crítico, y el médico tuvo que correr hacia al departamento de emergencias. Ni siquiera tuvo la oportunidad de firmar la donación. Solo dijo, “tengo que irme ahora para salvar al paciente”.
El voluntario Joe Chang se inclinó y decidió esperar pacientemente. Diez minutos después, el Dr. Chen regresó visiblemente triste. Aquel paciente había llegado tarde a la sala y no pudo ser salvado, su corazón se había rendido.
Es así, de esta manera como los médicos son testigos de la impermanencia de la vida y que puede resultar ser una carga pesada. Sin embargo, teniendo la tranquilidad de confiar en el equipo de protección personal adecuado, su estrés puede reducirse.
