
Escrito por: Lulu Yin y Christina Chang
Adaptado al español por: Juan Bonilla
Editado por: M. Carolina Saheli
Desde 2020, cuando comenzó la pandemia de COVID-19, un equipo de voluntarios de la Región Noroeste de Tzu Chi USA de la oficina de San Francisco ha visitado el Candlestick RV Park en Bayview-Hunters Point una vez a la semana para proporcionar suministros y asistencia a esta comunidad donde residen muchos inmigrantes indocumentados. El 24 de agosto de 2024, los voluntarios distribuyeron mochilas, uniformes, calcetines, pasta dental, cepillos de dientes, champú y más para que los estudiantes pudieran comenzar el nuevo año escolar con confianza.
Ayudando a los que pasan por dificultades
Alrededor de 1,400 personas viven en casas rodantes (RV, por sus siglas en inglés) u otros vehículos en San Francisco. Las agencias gubernamentales tienden a categorizar como “sin techo” a quienes utilizan este tipo de alojamiento como vivienda. La mayor concentración de casas rodantes se encuentra en el barrio de Bayview-Hunters Point, donde hay unas 200 casas rodantes junto con otros vehículos similares. Cuando estalló la pandemia en el año 2020, los voluntarios de Tzu Chi comenzaron a ayudar a estudiantes de familias desfavorecidas en ese distrito escolar y descubrieron los problemas a los que se enfrentaban la mayoría de las familias que vivían en Candlestick RV Park.
La mayoría de los residentes de esta comunidad son inmigrantes indocumentados de América Central y del Sur que normalmente no dominan el inglés. Aunque sus hijos en edad escolar pueden asistir a clases bilingües en las escuelas primarias públicas de Bayview-Hunters Point, los padres tienen dificultades debido a las barreras lingüísticas. Dada su falta de papeles, conseguir un empleo regular es difícil y tampoco pueden optar a prestaciones sociales. En consecuencia, estos adultos trabajan en empleos mal pagados para sobrevivir. Debido al elevadísimo coste de la vida en San Francisco, deben compartir una casa rodante con dos o tres familias más.





Miguel Jiang, voluntario de Tzu Chi que se trasladó a San Francisco desde Perú y habla español con fluidez, forma parte del equipo que atiende a los residentes del Candlestick RV Park. Jiang dice que se siente mal al ver a las familias cada vez que acude a ayudarles, dadas sus condiciones de vida.
Espero de verdad que algún día el gobierno y las autoridades competentes puedan ayudar a los residentes de la caravana a resolver estos problemas para que sus vidas puedan ser mejores.
Miguel Jiang
Voluntario de Tzu Chi

La pandemia ha tenido un grave impacto en las familias que residen en casas rodantes en términos de salud, finanzas, trabajo, vida y educación. Los voluntarios de Tzu Chi obtuvieron una lista de familias que necesitaban ayuda a través de las escuelas del distrito y empezaron a acudir al Candlestick RV Park para ayudar. Ahora, el equipo distribuye alimentos una vez a la semana y artículos de aseo y para el hogar cada dos meses a 50-80 familias con hijos desde preescolar hasta bachillerato. Algunos de estos artículos de aseo son: pasta de dientes, cepillos de dientes, papel higiénico, champú, jabón corporal, productos femeninos y detergente para la ropa.
El equipo también organiza eventos anuales de distribución que coinciden con días o fiestas especiales como Semana Santa, el Día de la Madre, el Día del Padre, Halloween y Acción de Gracias, así como distribuciones a final de año de ropa de invierno y pequeños electrodomésticos. Además, dado que la educación de sus hijos es la esperanza para poder cambiar sus vidas, ayudar a los estudiantes a permanecer en la escuela y aprender es también el objetivo principal de la asistencia que brinda Tzu Chi. Aparte de los eventos anuales de distribución de útiles escolares, los voluntarios ayudan a los niños a limpiar y prepararse para la escuela, de modo que puedan empezar el curso con confianza, con uniformes nuevos y mochilas para sus libros y útiles.





Niños y padres que viven en Candlestick RV Park sonríen al recibir nuevos uniformes escolares. Foto/Lulu Yin
Ayudando a una madre soltera con dificultades
Entre la fila de personas que esperaban para recibir los útiles escolares estaba Claudia Ávila, una madre soltera que llevó a su hijo de 8 años. Sin embargo, Claudia y su familia no viven en esta comunidad; viven en una casa rodante en una zona industrial desierta junto con otras similares. La casa rodante de Claudia no tiene conexión de agua ni electricidad, por lo que las condiciones de vida son duras. Para empeorar las cosas, para una mujer con tres hijos pequeños, la proximidad a los residentes de esta improvisada concentración de vehículos destartalados supone un elevado riesgo para su seguridad.



Claudia Ávila y sus tres hijos viven en una casa rodante sin agua ni electricidad aparcada en una calle desierta. Foto/Lulu Yin
Los voluntarios conocieron el caso de Claudia a través de uno de los colegios a los que va uno de sus hijos. Su hija mayor, de 15 años, está en secundaria, la segunda, de 13, en escuela media, y su hijo, de 8, en primaria. Los voluntarios decidieron realizar una visita y conocer más sobre esta familia y durante la visita, se enteraron que Claudia había llegado a San Francisco desde Honduras hace cuatro meses. Un amigo ayudó a la familia permitiéndoles vivir en esa casa rodante sin coste alguno.
Desde el punto de vista económico, Claudia apenas puede llegar a fin de mes, ni siquiera con tres trabajos parciales que no están disponibles todos los días. No tiene elección sobre dónde vivir, y su vida es una lucha desesperada. Sin electricidad ni agua en la caravana, la familia tiene que caminar 30 minutos hasta el baño público más cercano para ducharse y usar el retrete, tardando más de una hora en ir y venir cada vez. Sin embargo, es la única opción que tienen los residentes de esta calle, y la que la familia Ávila tuvo que aceptar a cambio de refugio.
Estaba muy preocupada por la seguridad de mis hijas que vivían en la calle en la casa rodante. La gente que entra y sale de aquí es muy complicada, pero no tenía otra opción.
Claudia Ávila
Residente de casa rodante


Voluntarios de Tzu Chi brindan ayuda a Claudia Ávila y sus tres hijas, una familia hispana desfavorecida que vive en una casa rodante desde que se mudó recientemente a San Francisco. Foto/Lulu Yin
Las familias marginadas que viven en los márgenes de ciudades cosmopolitas como San Francisco llevan mucho tiempo desatendidas y olvidadas por la sociedad. Afortunadamente, los voluntarios de Tzu Chi se enteraron de su difícil situación y ahora les ayudan con sus necesidades. Al proporcionarles asistencia y cuidados de forma regular, encienden el calor de la esperanza ante el frío de esta brumosa ciudad.
Agradecimiento de parte de una consejera escolar
Los voluntarios de Tzu Chi de San Francisco llevan muchos años colaborando con la escuela primaria Bret Harte del distrito escolar de Hunters Point. Con la ayuda de Narda Harrigan, consejera de la escuela, pueden conocer las necesidades de los estudiantes que viven en Candlestick RV Park, así como obtener información en tiempo real sobre las nuevas familias que se han mudado a la zona y han solicitado ayuda.



La consejera escolar Harrigan comparte que gracias a la colaboración con Tzu Chi, la Escuela Primaria Bret Harte puede ayudar a proporcionar ayuda tangible a las familias que residen en casas rodantes. “Tzu Chi lleva muchos años ayudando a estas familias con alimentos, tarjetas de débito y regalos para los niños. Y estas familias están realmente necesitadas”, afirma. “Estoy muy contenta de trabajar con Tzu Chi y ayudar a las familias que viven en casas rodantes en nuestro barrio”, concluye Harrigan.
Las familias desfavorecidas que viven en casas rodantes están muy agradecidas y piden a los voluntarios que continúen. Estamos muy agradecidos con los voluntarios, y nos encanta Tzu Chi; realmente apreciamos su ayuda.
Narda Harrigan
Consejera de la Escuela Primaria Bret Harte